jueves, 3 de noviembre de 2016

LA MAGIA DEL PIRINEO.



VARIAS IDEAS PARA PERDERSE EN OTOÑO POR
   EL PIRINEO ARAGONES

El otoño ya está aquí y, aunque aún parezca verano en algunas partes… ¡ya se está dejando notar en bosques, montañas y pueblos del Pirineo!

Así que mi propuesta va dedicada a pasar unos días en el Pirineo Aragonés, mediante varias ideas que se reparten por diferentes enclaves de nuestro Pirineo Central.

ENCONTRAR UNA BUENA CASA RURAL O BORDA PARA PASAR UNOS DÍAS DE ENSUEÑO ENTRE NATURALEZA



Borda Bisaltico en el Valle de Hecho.

Lo primero que tenéis que buscar antes de llegar a vuestro destino es un alojamiento digno de esta escapada. Eso es, zambullíos en internet y comparad las infinitas opciones que hay. Podéis utilizar un buscador de hoteles normal y encontrar también casas rurales entre su oferta, ya que este tipo de alojamiento en el Pirineo Aragonés abunda.
Una opción más que considerable es alojarse en una borda, una casa tradicional en la que originalmente se alojaban los pastores del Pirineo, como la Borda de Pastores de Sabiñánigo, una casa de piedra y madera que ha sido reconvertida en alojamiento rural y que ofrece, a parte del alojamiento, la posibilidad de disfrutar de otras experiencias como aprender cómo viven los pastores o comerse un menú típico pastoril, incluyendo el famoso Ternasco de Aragón a la brasa.

TOMAR CARRETERAS PANORÁMICAS PARA DISFRUTAR DE VALLES Y CAÑONES



La increíble Foz de Viniés.


El coche es imprescindible en esta escapada y si queréis hacer un buen road trip por la zona, no podéis dejar de pasar por algunas de las carreteras más espectaculares y estrechas que cruzan valles y cañones. Si queréis ver el Parque Nacional de Ordesa desde vuestro vehículo, os recomiendo pasar por el Cañón de Añisclo, por la carretera de sentido único que lo atraviesa de este a oeste, por lo tanto, tendréis que llegar hasta Aínsa, y desde allí ir hacia el norte hasta Escalona, para poder tomar la carretera hasta el cañón.
Otra de las carreteras recomendables es la que recorre el Valle de Tena, dividido por el río Gállego de norte a sur. Podéis hacer parada en alguno de los pueblos con mirador a los pantanos que hay en el recorrido, como en Hoz de Jaca. Y si queréis seguir por esta carretera, podéis cruzar la frontera francesa y descansar en alguna de las hondas praderas entre valles que existen antes de llegar a Gabás.

PASEAR POR LAS CALLES EMPREDRADAS DE PUEBLOS RODEADOS DE MONTAÑAS



La villa medieval de Aísa.

Otra carretera que os va a dejar sin aliento es la de la Foz de Biniés, que pasa por el cañón que forma el río Veral.
El pueblo empedrado más famoso del Pirineo Aragonés es Aínsa, un pueblo de origen medieval declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1965, donde no podéis dejar de pasar por su plaza porticada o sus tiendas de recuerdos y productos típicos del Pirineo. Otros pueblos típicos del Pirineo son Hecho y Ansó, mucho menos turísticos, pero a la vez más auténticos. Ambos se encuentran en la carretera A-176, que va desde Puente de la Reina de Jaca.
Pero si queréis ver algo totalmente fantasmagórico, tenéis que pasar por la N-260, entre Fiscal y Boltaña, donde podréis ver dos de los núcleos que fueron abandonados a causa de la construcción de un pantano que finalmente no se construyó: Lacort y Jánovas. En el primero podréis dejar el coche y entrar en sus casas, ahora apoderadas de la vegetación que las rodea o en su iglesia, que todavía conserva su campanario…

DESCUBRIR UN MONASTERIO BAJO UNA PEÑA



El vetusto y enigmático monasterio de San Juan de la Peña,
cuna del Reino de Aragón.
Si sois amantes del Patrimonio Románico, visitad el Monasterio de San Juan de la Peña, abandonado después de varios incendios, y resguardado bajo una peña que le sirve de abrigo.
Este monasterio fue testigo del nacimiento del Reino de Aragón y se dice que el Santo Grial pasó por él. Fue fundado por los monjes benedictinos en el S.IX, y aunque el estilo que predomina es el románico -gran muestra de ello es su magnífico claustro-, también encontraréis trazas del mozárabe y el gótico.
Aquí encontraréis además el panteón real en el que fueron enterrados los reyes de Aragón y Navarra. Si queréis ampliar más sobre la historia de este monasterio y de sus habitantes, podéis continuar la visita en el monasterio nuevo, el que construyeron a unos dos kilómetros más arriba, en una llanura, sus habitantes, después de abandonar el viejo. Y si queréis más patrimonio románico, en la Catedral de Jaca, en su museo, podréis encontrar tanto capiteles, como pinturas y tallas de este estilo.


HACER UNA PARADA EN UNA ESTACIÓN DE OTRA ÉPOCA


Espectacular vista de la estación internacional de Canfrán.

Los fans de los transportes, en concreto los ferroviarios, tienen una cita imperdible en la estación de Canfranc, a unos pocos kilómetros de la frontera con Francia. Esta estación, donde aún quedan trenes en circulación procedentes o con destino a Zaragoza, fue en su día una gran estación internacional, dado que era la última estación española antes de pasar a Francia.
Fue inaugurada en 1928, después de una gran obra de ingeniería forestal para trazar el recorrido de las vías entre las montañas que dividen los dos estados, el francés y el español. El edificio de la estación tiene un estilo arquitectónico clasicista francés del siglo XIX, con grandes pabellones que albergaron en su momento un hotel internacional, una oficina de correos y una agencia aduanera. En 1970, después de un descarrilamiento de un tren en uno de los túneles, se interrumpió el servicio internacional.
Desde hace años, los vecinos de los dos lados de la frontera reclaman la reapertura del tráfico de trenes en la frontera, pero ésta está lejos de producirse. Actualmente se hacen algunas visitas al interior, aunque conviene reservar porqué las plazas son limitadas. Aunque no podáis entrar, no podéis dejar escapar la oportunidad de ver algunos de los antiguos vagones de tren que hay detrás de la estación, saltándose la prohibición de pasar. Vale, eso no se hace, pero creo que si no entráis dentro de los vagones, no hay ningún tipo de peligro y que podréis hacer fotos más que interesantes

CAMINAR POR LOS BOSQUES DEL VALLE DE ORDESA Y CONTAR LOS COLORES DEL OTOÑO



Bucólico paisaje otoñal. Río Arazas en el Valle de Ordesa.

La excursión más famosa de este valle es la que va desde la Pradera de Ordesa hasta la Cola de Caballo. Y no es para menos, ya que los colores del paisaje que encontraréis en esta época del año os dejarán sin aliento. El camino empieza en la Pradera, a la que llegaréis desde Torla en coche, o en transporte público durante los meses de verano o Semana Santa. Una vez lleguéis a la Pradera, solamente tenéis que seguir las indicaciones a la Cola de Caballo, la gran cascada. Hay dos maneras de llegar: la primera, por la Senda de los Cazadores, la segunda, siguiendo el curso del río Arazas.
Si se va por la Senda de los Cazadores, hay que tener en cuenta que la primera hora y media es solo de subida y que después el camino va siempre al mismo nivel. Lo recomendable es bajar por el segundo camino, porque dicha senda es peligrosa de bajada.
El segundo camino es para los que estéis menos en forma, ya que la subida es progresiva y casi no la notaréis. Por este camino, encontraréis a unos 3 kilómetros la Cascada del Estrecho, rodeada de un profundo bosque de hayas, donde actualmente podéis encontrar una gran paleta de colores que van desde el verde hasta el marrón, pasando por el amarillo.



Un poco más adelante, en el kilómetro 6 aproximadamente, encontraréis las Gradas de Soaso, una sucesión de cascadas, donde ahora mismo hay mucha agua.
En el último kilómetro, os adentraréis en el gran Circo de Soaso, que culmina en la Cascada de la Cola de Caballo. El camino de ida y vuelta toma unas 6 horas contando las paradas para hacer fotografías y comerse un bocadillo o tupper a la llegada a la Cola.

ZAMPARSE UN BUEN MENÚ MICOLÓGICO



Un paraíso para los amantes de las setas.

Si sois de los que os gustan las setas, pero cuando vais por el bosque no sabéis diferenciar un champiñón o una trompeta amarilla de una seta no comestible, aprovechad que durante esta época del año, varios restaurantes del Pirineo ofrecen menús donde los hongos son la estrella.
Personalmente, nosotros probamos el del Restaurante Cantere de Hecho y quedamos más que satisfechos, a todos los niveles. En su menú encontraréis platos típicos como migas, carnes, pescados o incluso helados en los que las setas son las protagonistas directa o indirectamente.

En resumidas cuentas, el otoño es una de las mejores épocas del año , para hacer una forma diferente de turismo en compañía de la família o con amigos. El resultado final de todo esto es conocer y aprender de nuestro rico patrimonio histórico-cultural y aprovecharnos de las sorprendentes bellezas paisajísticas que nos brinda la madre naturaleza, en concreto en esta parte del Pirineo Central a veces poco conocido.