jueves, 28 de agosto de 2014

RUTA DEL CÍSTER POR ARAGÓN: EL MONASTERIO DE VERUELA.



Paz, sosiego y espiritualidad en un entorno mágico e incomparable.
Un viaje plácido en el que disfrutaremos del arte, la historia y la naturaleza. ¿Os apetece? Entonces nos adentraremos en las tierras de Aragón, a la búsqueda de los antiguos monasterios de la Orden (concretamente en la provincia de Zaragoza).
Vamos a conocer los tres monasterios cistercienses de Aragón: el de Veruela, a 15 kilómetros de Tarazona, que se convertirá en Parador de Turismo en el futuro; el de Nuestra Señora de Rueda, a 74 kilómetros de la capital zaragozana, que nos ofrecerá su singular hospedería para pasar la noche; y el de Piedra, a 15 kilómetros de Calatayud, donde nos darán ganas de quedarnos para siempre cuando veamos su lujoso hotel y sus fabulosos jardines con cascadas, al abrigo de la naturaleza.
Estos sitios son sólo un ejemplo de lo que nos espera.
Disfrutemos pues de la armonía, paz, tranquilidad y naturaleza que se siente y se vive en estos tres enclaves magníficos y espectaculares...
Los monasterios de la Orden del Císter en Aragón.


Entrada al Mpnasterio por la alameda.

Real Monasterio de Santa María de Veruela.

El Real Monasterio de Santa María de Veruela fue la primera fundación de la Orden del Cister en el Reino de Aragón, hacia el año 1145, cuando Don Pedro de Atarés, señor de Borja, dona los terrenos que ocupará el cenobio y otros aledaños a él, a una comunidad de monjes cistercienses procedentes de Francia, dependiendo de L`Escale-Dieu.
Se halla en un pequeño valle formado por el Río Huecha, cuyo nacimiento se encuentra muy cerca del monasterio, protegido por la atenta mirada del mítico Moncayo.
La fundación del Monasterio de Veruela cuenta con un episodio legendario:
Cierto día del año 1141 en que Don Pedro Atares, señor de Borja, se encontraba de cacería en las inmediaciones del Moncayo, fue sorprendido por una fuerte tormenta cuando perseguía a un venado. Temiendo por su vida, imploró la protección de la Virgen María, quien atendiendo a sus ruegos se le apareció en el cielo, le protegió del temporal y le hizo entrega de una pequeña imagen suya depositada sobre una encina. A cambio de su auxilio, la Virgen María encomendó a Don Pedro levantar en ese mismo lugar un monasterio a ella dedicado.

Los monasterios cistercienses solían ubicarse en parajes que propiciasen la soledad y aislamiento en bosques, valles solitarios y zonas montañosas, como en este caso, junto al Moncayo.
M. de Veruela con el Moncayo al fondo.

Era imprescindible la presencia de agua. Todo el recinto monástico estaba separado del exterior por un muro, estructura que simbolizaba y garantizaba en la práctica de la clausura. El punto de comunicación entre el interior y el exterior lo marca la Torre del Homenaje, al cargo del portero que tenía allí su celda con una capilla anexa dedicada a San Bartolomé.
En el interior del recinto monástico, se encontraban todas las dependencias indispensables para la vida en comunidad de tal manera que en ningún momento un monje tuviera la necesidad de tener que salir de él, siendo éste su hábitat natural.
Un largo paseo conduce al visitante hacia la fachada de los pies de la iglesia, de finales del siglo XII y que posee una portada abocinada de estilo románico.
Dentro del monasterio el núcleo fundamental era el claustro, en torno al cual se situaban las principales dependencias siguiendo una distribución uniforme compartida por muchas casas, De planta cuadrada, estaba construido por cuatro galerías abiertas hacia un patio o jardín central. Y que a su vez servían de vía de comunicación a espacios dedicados a la lectura, la meditación o la celebración de determinadas ceremonias litúrgicas.
Abierto al claustro y situado frente al refrectorio se halla el lavabo, del siglo XVI, en forma de templete hexagonal de estilo gótico. Fuera del cuadro monástico, otras dependencias habituales eran la enfermería, el noviciado, la hospedería así como diferentes ámbitos de variada ubicación y función dónde desempeñar tareas domésticas o actividades económicas necesarias para la comunidad: tahona, molinos, graneros, fragua, talleres, cuadra. etc.
Claustro del Monasterio de Veruela.
Lavabo en forma de templete del s. XVI.
Con el paso del tiempo, el rigor y la simplicidad que en sus orígenes caracterizó a la arquitectura cisterciense fue decayendo, enriqueciéndose los monasterios con las más variadas expresiones artísticas y arquitectónicas de cada momento.
Ya en el siglo XIX, ante la disolución del antiguo régimen y un emergente estado liberal laico, se suprimieron la gran mayoría de los monasterios. Veruela no fue la excepción, la Desamortización de Mendizábal le llegó en 1835, quedando abandonado a su suerte, hasta que la Comisión Central de Monumentos comenzó a ocuparse del conjunto. Vino después la Compañía de Jesús, que se estableció en el Monasterio y cuidó de él durante un siglo, años 1877 al 1975, periodo en el cual alcanzó la condición de Monumento Nacional.
En 1976 la Diputación de Zaragoza tomó a su cargo el Monasterio de Veruela y desde entonces viene manteniendo un ritmo inversor permanente en busca, no solo de su conservación y recuperación como legado monumental, sino también de su implantación como espacio idóneo para iniciativas culturales que refuercen sus intrínsecos valores históricos.
En el antiguo aljibe se ha situado el Museo del Vino de la Denominación de Origen Campo de Borja.
El Espacio Bécquer dedicado a los hermanos Gustavo Adolfo y Valeriano, que vivieron en el monasterio entre 1863 y 1864, recoge una muestra de reproducciones de los textos originales y ediciones de libros del escritor.
Esta exposición permanente, ubicada en algunas de las celdas del monasterio nuevo donde residieron, pone al alcance de los visitantes imágenes y textos de los artistas, junto con otros documentos que las completan y contextualizan, que muestran el profundo análisis que llevaron a cabo de la zona del Somontano del Moncayo.


A la vera del Moncayo

"La montaña de los gigantes"
Los más viejos de la comarca aún lo cuentan. Por aquí se dice que vivía en tiempos remotos un gigante llamado Caco, que atemorizaba a los pueblos y robaba los ganados de la comarca. Pero sus días de gloria se acabaron cuando llegó por estos pagos Hércules, que en uno de sus célebres trabajos debía hacerse con las manzanas del Santuario de la Virgen del Moncayo jardín de las Hespérides en la tierra donde moría el sol. Cuando pasaba por los Fayos, donde el gigante Caco tenía su cueva, cometió la mayor de sus imprudencias y robó los bueyes a Hércules. Iracundo el griego, midieron sus descomunales fuerzas, en una batalla a muerte donde Caco finalmente fue sepultado bajo una enorme piedra. Una piedra que luego se le llamó Moncayo, es decir, Mons Caius, o Monte de Caco.


Montaña legendaria donde las haya, visible desde medio Aragón y toda Soria, el Moncayo ha sido loado por poetas, descrita por escritores y pensadores, y refugio de viajeros y curiosos.


El Castillo de Trasmóz.

De Trasmóz a Veruela: cuentos de brujas y románticos relatos:

La sombra del Moncayo derrama sobre Trasmoz algunas de las leyendas más oscuras y tenebrosas de todo Aragón. En la provincia de Zaragoza se halla este pueblo que inspiró incluso al gran Gustavo Adolfo Bécquer para algunos de sus mejores relatos.

Se dice que sus recovecos esconden seres de otro mundo, que las fuerzas sobrenaturales se adueñan del pueblo a la medianoche y que las brujas lo han tomado siempre como referencia para celebrar sus aquelarres. La sugestión hace el resto porque al visitar esta villa y comenzar a desaparecer las últimas luces del día parece que se te empieza a helar la sangre, sobre todo si todavía te encuentras lejos de algún refugio.

Manuel Jalón, que es en la actualidad el propietario del castillo que se recorta en el horizonte de Trasmoz, es también autor de un libro titulado “Leyenda negra de Trasmoz” donde se compilan los mejores misterios de este pueblo del Moncayo.



El castillo de Trasmoz y el monasterio de Santa María de Veruela son parte inexcusable de esta ruta. Del primero se cuenta que fue construido por el mago Mutamín, que tras pacto con el diablo, levantó sus muros en una sola noche. Más realista es la historia que atribuye al sacristán de Tarazona Blasco Pérez la fabricación de moneda falsa entre sus muros, y para protegerse de las miradas curiosas, divulgo todo tipo de historias terroríficas sobre encantamientos y brujas. No obstante, está bien documentada la historia de varias brujas que habitaron el pueblo, mujeres que maldecían, y echaban mal de ojo, a quienes se les atribuían las desgracias en las cosechas, plagas y enfermedades. La más famosa, quizá por ser la última de la que se tienen noticias, fue la Tía Casca que fue despeñada por el pueblo en el año 1850 acusada de brujería. Se decía de ella que tenía el cabello enmarañado a jirones, y se le enroscaba alrededor del rostro.
En una de sus celebres cartas, Gustado Adolfo Bécquer aseguraba que el barranco donde fue arrojada estaba hechizado y convenía no seguir la senda que conducía hasta él pues su alma erraba en pena y no era querida ni por Dios ni por el Diablo. Antes de este episodio el poeta andaluz confirma la celebración en el castillo de Trasmoz de conciliábulos de brujas, preferentemente los sábados de madrugada se reunían para volar con sus escobas y prácticar ritos perversos. La imaginación popular no tenía límites, y se decía de ellas que sacrificaban a niños recién nacidos para prolongar su jovialidad y retrasar su envejecimiento, o que disfrutaban provocando tormentas, esterilizando jóvenes parejas o anegando los campos de langostas.


Otra curiosa historia recogida en la octava carta de Veruela, nos cuenta el intento del párroco Mosén Gil el limosnero de exorcizar el lugar y así expulsar a las brujas de Trasmoz, y que por desgracia no fructificó por la respuesta de estas a través de los encantos de su sobrina Dorotea, también bruja. En tiempos aún más recientes se habla de la existencia de otra bruja llamada Galga, y de su hija, de la que incluso se conserva una fotografía que podía verse en el clausurado museo de la brujería.

Muy cerca de Trasmoz está el monasterio cisterciense de Veruela. No hace falta ser un místico o un romántico, para apreciar la soledad de este lugar, llamado sin duda al retiro espiritual y a la meditación. Junto a la cruz negra situada en su entrada, al lado de la carretera, el bueno de Bécquer esperaba la prensa de Madrid tal y como él mismo relata en una de sus Cartas desde mi Celda:


La cruz negra de Veruela.
Todas las tardes, y cuando el sol comienza a caer, salgo al camino que pasa por delante de las puertas del monasterio, para aguardar al conductor de la correspondencia, que me trae los periódicos de Madrid. Frente al arco que da entrada al primer recinto de la abadía se extiende una larga alameda de chopos tan altos que, cuando agita sus ramas el viento de la tarde, sus copas se unen y forman una inmensa bóveda de verdura…
Como a la mitad de esta alameda deliciosa, y en un punto en que varios olmos dibujan un círculo pequeño enlazando entre sí sus espesas ramas, que recuerdan, al tocarse en la altura, la cúpula de un santuario, sobre una escalinata formada de grandes sillares de granito por entre cuyas hendiduras nacen y se enroscan los tallos de las flores trepadoras, se levanta gentil, artística y alta, casi como los árboles, una cruz de mármol que, merced a su color, es conocida en estas cercanías por la Cruz Negra de Veruela.
Nada más hermosamente sombrío que este lugar. Por un extremo del camino limita la vista el monasterio, con sus arcos ojivales, sus torres puntiagudas y sus muros almenados e imponentes; por el otro las ruinas de una pequeña ermita situada al pie de una eminencia sembrada de tomillos y romeros en flor. Allí, sentado al pie de la Cruz, y teniendo en las manos un libro que casi nunca leo, y que muchas veces dejo olvidado en las gradas de piedra, estoy una y dos y a veces hasta cuatro horas aguardando el periódico. De cuando en cuando veo atravesar a lo lejos una de esas figuras aisladas que se colocan en un paisaje para hacer sentir mejor la soledad del sitio.”

La chopera que conduce a la fachada occidental del monasterio sigue siendo hoy tan encantadora como entonces. El origen de la leyenda de su fundación está como en otros cenobios, en una milagrosa aparición mariana, esta vez al señor de la comarca Pedro Atarés. En la carretera que lleva a Alcalá del Moncayo se levanta un templete que marca el lugar exacto de la aparición de la Virgen sobre un roble (árbol sagrado para los celtas). El tiempo en este monasterio pasa mucho más despacio que fuera. La pureza y sencillez de sus dependencias. Monasterio de Santa María de Veruelaas nos recuerda a otros cenobios del Cister, como Santes Creus o Santa María de Huerta. Quizás haya algo en Veruela que invita más al recogimiento que aquellos, especialmente en su iglesia, bastante más oscura que los monasterios mencionados. Aquí escribió Gustavo Adolfo sus Cartas desde mi Celda, algunas de ellas ambientadas en historias y folklore de la comarca, y también algunas de sus leyendas, como la del Monte de las Ánimas, el Gnomo o La Corza Blanca y que recomiendo que las leais.. Entre los muros de Veruela se ha habilitado un museo dedicado al poeta sevillano, recientemente un museo del vino que en estas tierras tiene justificada fama, y en breve abrirá sus puertas un moderno parador.
Pero la espiritualidad cisterciense y el recuerdo de Bécquer es y seguirá siendo el polo de atracción del monasterio, más aún si cabe en estos agitados tiempos donde necesitamos buscar un momento de calma en nuestro devenir cotidiano. Cualquier rincón puede ser bueno para sentarse, abrir las páginas de la obra del poeta y transportarnos en el tiempo a los románticos y mágicos paisajes de las faldas del Moncayo..







El Santuario y el Parque Natural del Moncayo

Omnipresente en toda nuestra ruta, dejamos para el final nuestro acercamiento al Moncayo, la montaña sin la cual no se comprendería todo lo demás. Aquí comenzaba la Celtiberia que describían Plinio y Estrabón, y en días claros sus perfiles se observan desde tierras de Segovia, el Pirineo aragonés y desde la ciudad de Zaragoza. El poeta latino Marcial lo denominó por primera vez Mons Caius, término que haría alusión a la caperuza blanca que suele lucir durante buena parte del año. 



Su privilegiada situación, aislada frente a la depresión del Ebro y a espaldas de la meseta castellana, le ha proporcionado una gran variedad de ecosistemas. Como si de una escalera biológica se tratase, se suceden los pisos vegetales en una lección muy didáctica de la naturaleza, pasando del clima mediterráneo al Hayedo del Moncayo eurosiberiano en pocos kilómetros. El pie de monte está dominado por encinares y alcornocales, seguido un poco más arriba de los rebollares que en Otoño tiñen el paisaje de ocres y amarillos. Las laderas orientadas al norte y noreste son las más propicias para las hayas; a diferencia de los de Tejera Negra o de Montejo, los hayedos del Moncayo forman verdaderos bosques de grandes ejemplares. En verano resulta muy reconfortante cobijarse bajo su sombra, que casi siempre albergan un resquicio de humedad. Por encima del bosque de hayas aparecen los pinos, y más arriba los prados y roquedales son los únicos protagonistas de las cumbres y circos glaciares. Podemos obtener toda la información sobre flora y fauna del parque en el centro de interpretación Dehesa del Moncayo, situado en Agromonte, en la carretera de subida al Santuario de la Virgen. Conducir por esta carretera es una de las experiencias más reconfortantes para los amantes de la naturaleza, y conviene tomársela con calma, disfrutando de cada rincón. Se han habilitado algunas áreas recreativas en la zona del hayedo que en los días soleados, son una invitación a la comida campestre y el esparcimiento. Conviene dejar el coche en el último aparcamiento asfaltado, antes de que el asfalto deje paso a la tierra; desde aquí sólo resta un kilómetro hasta el Santuario, y las vistas que se dominan del pie de monte son sencillamente fabulosas. La ermita de la Virgen del Moncayo o de la Peña Negra, fue donada por el obispado de Tarazona al monasterio de Veruela allá en el siglo XIII para que albergara la imagen y proteger a los devotos que subían hasta ella. En el siglo XVI se hizo oficial la romería que todavía hoy perdura. Junto a la ermita, muy transformada, se ha levantado un edificio no demasiado integrado que alberga un restaurante y un albergue-refugio (1610 metros.). Desde aquí se pueden emprender varias rutas de senderismo, aunque sin duda la más popular es la que asciende hasta la misma cumbre del Moncayo, y que esta muy bien señalizada. Durante la primera hora se retuerce entre un pinar bastante castigado por vientos y temporales, hasta que sale a la hoya de El Cucharon o Circo de San Miguel. Este es el principal circo que los hielos dejaron en la montaña. En este punto el bosque desaparece, y el camino remonta por unas de las morrenas del circo hasta alcanzar la divisoria (1 horas más), desde la que sólo tenemos 30 minutos a la cumbre.

Si prefieres un ascenso más tendido, y probablemente más silencioso, le recomendamos la ruta que parte desde la vertiente soriana (Cueva de Ágreda). La panorámica que se domina desde su cumbre es indescriptible, y sirven para explicar la magia que siempre ha inspirado esta cumbre. Nos vienen a la cabeza muchas cosas sentados aquí en la cima, pero quizás con mayor claridad las palabras de Azorín sirvan para explicar nuestro estado de ánimo: “Se respira en el ambiente de España una fuerza, un ímpetu, una claridad, que hacen inconfundible su paisaje con paisaje alguno"…

viernes, 22 de agosto de 2014

LEYENDAS, OCIO Y NATURALEZA EN EL VALLE DE TENA. PROVINCIA DE HUESCA.



Brujas, mitos y leyendas en el corazón del Pirineo Aragonés… Sallent de Gállego.

Sallent de Gállego con Peña Foratata al fondo.

 Sallent de Gallego es cabecera del Valle de Tena, se encuentra a orillas del embalse de Lanuza muy cerca de la frontera con Francia. Sallent es uno de los pueblos más típicos y bonitos del valle, así que os recomiendo visitarlo, pasear por sus calles y disfrutar de su paisaje y maravillosa temperatura sobretodo en verano. Los monumentos más importantes son La Iglesia gótica de la Asunción, el puente medieval y numerosas casas de fachada e influencia francesas.


Puente medieval en Sallent. (Huesca).

 El  pico más vistosos del Valle de Tena entre Formigal y Sallent sobre el que se eleva,  es la peña Foratata , los escaladores aseguran que está tan hueca por dentro que parece una puerta abierta al fondo de la tierra. Sobre esta peña circula una leyenda.

La lenda de Peña Foratata.
“Habitaban en el valle dos dioses Anayet y Arafita que eran los  más pobres y honrados del lugar, pero no les importaba porque tenían una hija inteligente y de gran belleza: Culibillas. Recibía numerosas ofertas de matrimonio que siempre rechazaba por vivir al lado de su familia y los animales del bosque,(las  hormigas eran sus grandes compañeras de juegos).Balaitus que era el gran dios del Pirineo, fuerte, poderoso y temido se enamoró de ella. Él manejaba las tormentas y rayos y las montañas temblaban cuando se enfadaba. Culibilla lo rechazó como a cualquier otro pretendiente y Balaitus juró raptarla, llegado el momento la diosa gritó…. A mí todas las hormigas!!!, y millones de hormigas blancas empezaron a cubrirla!!!. Balaitus horrorizado empezó su huida.Culibilla agradecida y para guardar en su corazón a todas sus hormigas blancas se clavó un puñal. Su pecho es ahora la peña Foratata y aseguran los habitantes del lugar que pasean por el valle, escuchar los latidos de la diosa además de que no se ven en Formigal ni en Sallent una sola hormiga blanca ya que todas habitan en el corazón de Culibilla”

El Pirineo Aragonés, antiguamente no se vio libre de supersticiones. El Valle de Tena fue invadido por una oleada de terror colectivo a causa de un estatuto que se implantó contra  las artes maléficas, dónde incluso se celebraban ajusticiamientos de brujería!!

Rincón típico de Sallent. 
I Feria de brujería y leyendas 
en Sallent de Gállego.
Los conjuros, escobas voladoras y leyendas vuelven al Valle de Tena los días  16 y 17 de junio con la I Feria de Brujas, Mitos y Leyenda. Esta feria pretende acercar las historias y leyendas más antiguas y secretas de esta zona, dar a conocer todos los sucesos relacionados con la brujería que han tenido lugar a lo largo de la historia en este valle del Pirineo Aragonés. Habrá numerosas actividades al aire libre que te embrujarán…un mercado mágico, talleres de elaboración de ungüentos, el juicio de un endemoniado en una plaza pública, la gymkhana embrujada, todo esto en uno de los pueblos con más encanto y bonitos del Valle de Tena… Sallent de Gállego!!

Los restaurantes de Sallent de Gállego se suman esta iniciativa elaborando tapas y platos relacionados con la feria con el objetivo de embrujar con la gastronomía a vecinos y visitantes.

Suelen celebrarse cada año  numerosas actividades y sobretodo en julio Sallent es protagonista junto con el pueblo vecino Lanuza del Festival de las Culturas Pirineo Sur!!!.

NOTA. Estas tres primeras fotos son de mi amigo Jose Antonio es un crack en la fotografía podeís seguirle también en Google +.


Pirineos Sur.
Pirineos Sur es un festival musical y cultural que se organiza anualmente en la localidad de Lanuza, en Huesca, España. A lo largo de dos semanas se realizan diversos conciertos así como exposiciones, talleres, mercados y pasacalles.

Ubicación
El Festival se encuentra en la localidad de Lanuza, a pocos kilómetros de Sallent de Gállego. El escenario flotante está situado en el Pantano de Lanuza y el graderío se asienta en la ladera de la montaña. Todo el enclave se halla rodeado por Los Pirineos lo que le da una belleza natural impresionante.

Increible escenario en medio del pantano de Lanuza.
El Festival
El principal objetivo del Festival es crear vínculos de toleracia y comprensión entre las diferentes culturas. De igual manera, es un gran atractivo turístico para la zona. La afluencia anual suele varíar, en 2007 se acercaron al festival más de 50.000 personas a lo largo de las más de dos semanas de duración.
Los estilos musicales varían desde Flamenco, Hip Hop, Salsa o Folk hasta Percusión africana, Reggae y Jazz. Por el escenario han pasado artistas de la talla internacional de Carlinhos Brown, Compay Segundo, Orishas y Alpha Blondy. Igual de importante es la afluencia nacional: Antonio Carmona, José Mercé, Carmen París, Ojos de Brujo, Macaco o Paco de Lucía.

Actividades Paralelas
En la vecina localidad de Sallent de Gállego se desarrollan todos los días una serie de actividades paralelas a los conciertos. Durante todo el festival tenemos a nuestra disposición el Mercado del Mundo, una serie de tenderetes por donde poder dar un paseo. En él podemos encontrar todo tipo de artículos de carácter étnico. Son muy populares las vestimentas sudamericanas al igual que los diferentes objetos decorativos y las tallas africanas. También hay varios puestos con bares donde podremos degustar manjares locales y de todo el Mundo. A diario se realizan diversos talleres callejeros entre los que se encuentran desde danzas tribales hasta acrobacias aéreas. Todos los días cualquiera puede pasárselo bien a la vez que enriquece su cultura. El pasacalles anima las calles de Sallent con diferentes espectáculos funambulescos y pequeños teatros. Para los más pequeños se organizan actividades especiales que incluyen teatros, cuentacuentos y juegos infantiles.



Senderismo en plena naturaleza

Por su situación geográfica y privilegiada , este bonito pueblo del Pirineo Aragonés (Sallent de Gállego) es punto de partida de excursiones de todo tipo.Para los más acostumbrados a la montaña,Picos del Infierno, Ibón de Anayet, Circo de Piedrafita donde encontraréis paisajes únicos pasando por barrancos, ibones…

También hay una ruta para los que no son tan experimentados  e ideal para hacer con los pequeños de la casa y  es al embalse de la  Sarra. Podéis dejar el coche a la entrada del embalse y dar un paseo siguiendo el río Aguas Limpias que nace en los picos e ibones de Arriel y baja por el valle del mismo nombre. De este mismo punto puedes empezar una  excursión muy fácil y señalizada que te llevará al Refugio de Respomuso, muy indicada para los amantes del senderismo , este camino ya merece la pena por su paisaje que circula por el río y pasas por cascadas e incluso una cola de caballo.

Ibón de Arriel 

Camino Natural del embalse de Lanuza.
Paseo de 6,5 km de longitud (ida y vuelta) hasta la presa del embalse de Lanuza desde Sallent de Gállego. El itinerario bordea el embalse de Lanuza por su margen occidental (O) a través de un camino que no presenta ninguna dificultad y que está bien señalizado en todo momento.El itinerario por el Camino Natural del embalse de Lanuza nos ofrece bonitas panorámicas del embalse de Lanuza, de la Peña Foratata y de Sallent de Gállego. De hecho, durante el recorrido, podremos disfrutar de una de las estampas más clásicas y conocidas del valle de Tena: el embalse en primer término, Sallent de Gállego y la majestuosa Peña Foratata al fondo. Pero este también es un buen itinerario para conocer con tranquilidad la vegetación de la zona y relajarnos en las diversas zonas de descanso que encontraremos a lo largo del camino.
Fantásticos paisajes dentro de la excursión Sallent-Lanuza.
Mas información:
Duración: Medio día
Tiempo total efectivo (sin paradas): 1:50h en total: 0:50h desde el punto de inicio hasta el final del Camino Natural y 0:05h desde este punto hasta el final de la presa. 0:55h de regreso por el mismo itinerario.
Desnivel acumulado: 85m
Dificultad técnica: Baja. Se trata de un paseo fácil y apto para todo el mundo.
Época: Todo el año.
Material: Nada en especial.

Observaciones:
 El itinerario es adecuado para hacerlo con niños. El camino es fácil y está bien señalizado. Recomendamos hacer esta ruta cuando el nivel de agua del pantano es elevado (las vistas son mucho más bonitas). Desde la presa es posible regresar a Sallent de Gállego por la orilla oriental  del embalse siguiendo el sendero PR-HU 92. Sin embargo, este sendero coincide en buena parte de este tramo con la carretera que llega hasta Lanuza.

Como llegar en coche:
Llegamos a Sallent de Gállego por la carretera A-136 desde el puerto del Portalet (N) o desde Biescas (S). Tomamos la salida hacia Sallent de Gállego (punto kilométrico 17,5). Seguimos en dirección al centro del pueblo y al cabo de 1 km, llegamos a un puente sobre el río Gállego, estamos ya en el punto de inicio del itinerario por el embalse de Lanuza. Hay espacio para estacionar los vehículos cruzando el puente:  justo a mano izquierda;  siguiendo recto, unos 200m más adelante; girando a la derecha por la calle Puente Romano, unos 150m más adelante.


La increíble historia del gigante de Sallent

Hubo una vez un gigante que nació en Sallent de Gállego, en el valle de Tena, que llegó a medir 2,29 metros, que tenía la fuerza de cuatro hombres y que se dio a conocer por todo el mundo, desde Nueva York a París o Buenos Aires, exhibiendo su increíble tamaño. Parece una historia de cuento, pero es real.

Fermín Arrudi Urieta, conocido como el gigante aragonés (le géant aragonaise al otro lado de la frontera pirenaica) nació en Sallent de Gállego el 7 de julio de 1870, en Casa Sorda (todas las casas del pueblo eran entonces conocidas por su sobrenombre, y la suya aún sigue en pie). Curiosamente, Fermín fue un bebé pequeño. Sus padres tenían una estatura normal y él tuvo una talla media durante toda su infancia. Su hermano tenía una estatura normal, como la de cualquier niño de su edad; y su hermana, también muy alta, aunque lejos de la estatura de Fermín, llegó a alcanzar 1,90 m. Fermín empezó a destacar por su altura a los 15 años -cada vez que se ponía enfermo daba un estirón- aunque no fue hasta los 21 cuando cuando alcanzó fama fuera de Sallent por su colosal tamaño.
Ese año, en Zaragoza, durante las fiestas del Pilar, un avispado empresario le ofreció dinero por mostrarse en público. Él aceptó encantado. El precio de la entrada para ver al gigante costaba un real. El primer folleto que se hizo para publicitar al gigante decía:

Nació semejante hombrón          
¡claro! en el Alto Aragón.
Para sacarlo de pila
tiraron catorce en fila…

A partir de entonces Fermín se ganó la vida, y muy bien por cierto, exhibiéndose por ciudades de medio mundo (en París, durante la Exposición Universal de 1.900, en  Nueva York, Buenos Aires, Amsterdam, Argel…). Él solía amenizar estas exhibiciones cantando jotas y tocando instrumentos como la guitarra, el violín, la bandurria o la flauta, que había aprendido a tocar sin profesor alguno. Llegó a hacer una pequeña fortuna con sus exhibiciones (se calcula que ganó unas 100.000 pesetas, lo que le permitió comprarse una casa en Sallent y vivir holgadamente durante toda su vida.

Fermín medía 2,29 m (una cifra que algunos estiran hasta los 2,40 m y que, en cualquier caso, era absolutamente extraordinaria para la época), pesaba 178 kilos y sus pies medían 40 cm, vestía con elegancia, cantaba jotas y tenía una fuerza sobrehumana. El gigante tuvo una vida de novela. Se han escrito libros sobre él: ‘Vida de Fermín Arrudi’ (Rafael Andolz, 1986) y ‘El gigante de Sallent. Fermín Arrudi’, (Ed. Delsan, David Dumall, 2008), además del reciente cuento de Saúl M. Irigaray ‘El Gigante de Sallent’ (Garabato Estudio, 2012).

Durante uno de sus viajes, Fermín conoció a la que se convertiría en su mujer, Louise (aunque él siempre la llamaba Luisa), una parisiense rubia, delicada y menuda, con la que siguió cruzando fronteras para exhibirse. Ella apenas superaba la altura del codo de Fermín. La pareja regresaba a menudo a Sallent, donde a él le gustaba salir a cazar; o a Zaragoza, donde asistían a distintos actos sociales y a las funciones del Teatro Principal. Fermín era un hombre muy generoso: siempre volvía al pueblo cargado de regalos para sus familiares y amigos; y aportaba dinero para cualquier buena causa que requiriese de fondos.

En el pueblo se contaba que Fermín había conseguido vencer a un oso en una pelea cuerpo a cuerpo, que cuando su burro no quería cruzar un río se lo ponía sobre los hombros y pasaba a la otra orilla con el animal encima, y que podía comerse una vaca entera de una sentada, entre otras anécdotas. Muchas de ellas quedarán para siempre en duda pero lo que sí es cierto es que su caso fue estudio de análisis en varias universidades europeas, que usaba un anillo por cuyo interior pasaba una moneda de dos reales y que, cuando murió, su féretro tuvo que ser portado por ocho hombres: medía 2,4 m de largo x 0.93 m de ancho.

El gigante falleció en Sallent cuando estaba a punto de cumplir 43 años. Su salud se había resentido en los meses anteriores y quiso volver a su pueblo. Hoy, 2 de mayo, se cumple un siglo de su muerte. Y su increíble historia real se ha convertido finalmente en cuento, un cuento con proporciones de gigante para que los niños de hoy conozcan la curiosa historia de Fermín Arrudi, el gigante que nació en Sallent a finales del siglo XIX.



Lacuniacha

Lacuniacha´ no debe ser considerado ni como un parque temático, ni como un zoológico. En realidad se trata de un parque natural, un bosque en pleno corazón del Pirineo Oscense al que flora y fauna lo convierten en un espacio animado situado en un entorno privilegiado, capaz de proporcinar al visitante la posibilidad de descubrir los infinitos secretos que la naturaleza encierra a lo largo de su recorrido.



Lacuniacha está situado en el término municipal de Piedrafita de Jaca a 2 Km. de su casco urbano y a 1380 m. de altitud, ocupa 30 hectáreas del bosque conocido como “La Pinosa” y se convierte en un incomparable balcón desde el que se pueden disfrutar de unas maravillosas vistas del valle y por supuesto de Peña Telera y de toda la sierra de La Partacua.

El Parque ofrece al visitante un recorrido de entre 2 y 3 horas de duración, a través del monte, sin perjuicio de que se prefiera ir a pasar el día, puesto que existen zonas de descanso y un quiosco-bar en el que se pueden comprar bocadillos fríos y calientes, café, refrescos, helados etc.. y consumirlos en la zona de pic-nic anexa

En “Lacuniacha”, se dan cita amantes de la naturaleza, senderistas, montañeros y público infantil y juvenil, para quienes la visita proporciona un conocimiento cercano de la importancia de la conservación del medio ambiente, de la flora, de la fauna y del paisaje.





Durante el recorrido, el visitante descubrirá la belleza y riqueza de un bosque mixto de montaña así como la amplitud de una pradera subalpina ( 1580 m.) especies como pinos silvestres , hayas, robles, abedules, espino albar, acebos, cerezos silvestres, así como infinidad de flores de montaña (durante la primavera y una parte del verano) y también numerosas especies de setas(durante el otoño), convierten al parque en una auténtica “aula de naturaleza” para mayores y niños.

Además, existen miradores con mesas de interpretación, desde las que se pueden descubrir la inmensidad del valle de Tena así como la belleza de los picos y cordilleras que rodean al parque.





El Parque está abiertode lunes a viernes, desde febrero hasta octubre, y fines de semana de todo el año, y no se permite la entrada de animales.

Razones para descrubir Lacuniacha

Lacuniacha mezcla naturaleza y actividad al aire libre. Visitar Lacuniacha es disfrutar de un espacio natural a los pies de la pirenaica Peña Telera, que no se puede encontrar en otro lugar. Es gozar de sus espectaculares paisajes, a la vez que se conocen las especies animales que antaño habitaron los Pirineos.

No es un zoológico ni un parque temático, es un bosque, en el que se realiza un recorrido por senderos llenos de vida. Se realiza el recorrido andando a través de senderos señalizados, sorprende gratamente la belleza del bosque, el descubrimiento de una fauna, que hace ya miles de años poblaba los Pirineos, a lo largo de la visita se descubre a los animales en su hábitat, precisa de una participación activa y proporciona un gozo especial, cuando se contemplan sus hábitos y actuaciones en un entorno natural.





La longitud aproximada del recorrido a pie es de cinco kilómetros, el desnivel total de 180 metros.

Ciervos, corzos, gamos, renos, cabra montés, sarrios, bisontes europeos, linces boreales, lobos, zorros y caballos de Przewalski, son observados y se puede ver cómo se alimentan, descansan, se relacionan, cuidan a sus crías, juegan.

También puede apreciar la flora, aprendiendo a distinguir entre pinares, espinares, hayedos, abedulares, fresnedas, cerecedas, robledales, alamedas, acebos, contemplar sus praderas y el encanto del bosque mixto del Pirineo.

Existen miradores con mesas de interpretación desde las que se contempla la inmensidad de los picos y cordilleras que circundan Lacuniacha.