lunes, 15 de septiembre de 2014

RUTA DEL CISTER POR ARAGON: EL MONASTERIO DE PIEDRA.



El Monasterio de Piedra, una de las curiosidades naturales más extraordinarias de Europa
Poca gente conoce el Monasterio de Piedra y su entorno que lo rodea. Después de leer esta página, estoy convencido que iréis a visitarlo pronto.
Se encuentra en el término municipal de Nuévalos, en la provincia de Zaragoza, y nos ofrece nada más y nada menos que un Parque Natural (que lo descubriremos mas adelante) un SPA-HOTEL en un Monasterio Cisterciense del Siglo XII, con más de 500 m2 de espacio lúdico termal y de belleza indescriptible; éste increíble Monasterio está cargado de historia y por último, restaurantes, y la posibilidad de realizar eventos y convenciones, incluso bodas. Como veis, hay suficiente atractivo para pasar unos días vacacionales haciendo un turismo diferente.


Claustro exterior del Monasterio.
Historia del Monasterio
El Monasterio se construye en la transición del Románico al Gótico.
Los monjes vivieron en este Monasterio casi 700 años
El Monasterio era una fortaleza de defensa de los musulmanes y en tiempos de la Reconquista (1194) Alfonso II de Aragón cedió el castillo y todas las tierras que lo rodeaban a la Orden del Cister.

Doce monjes y un Abad procedentes de la Abadía de Poblet, Tarragona, se trasladan a estas tierras aragonesas para consolidar la fe cristiana. La casa madre de Piedra, por tanto, es el Monasterio de Poblet.


Claustro interior del Monasterio.
Tardaron 23 años en construir el Monasterio (1195 – 1218). Es muy poco tiempo si nos fijamos las dimensiones que éste tiene. Hay que pensar que no hizo falta ir a buscar la piedra ni pulirla. Todo lo tomaron de la muralla y el castillo de los árabes.
Junto con los monjes, Alfonso II llamó a personas de Cataluña, Navarra, Valencia.... ya convertidas al cristianismo para repoblar la zona y fueron éstos quiénes construyeron el Monasterio dirigidos por los monjes.
La construcción del Monasterio se realiza en los años de transición del Románico al Gótico. Característica arquitectura de la Orden es la que aparece: Gótico Cisterciense, arquitectura sobria, austera, sencilla y luminosa.


Sala Capitular.
La distribución del Monasterio es similar a la de otros monasterios Cistercienses: al norte, la iglesia, y su galería de claustro: la zona del mandatum; al oeste las bodegas y cilleros, la zona del trabajo; al sur la cocina, el refectorio y el calefactorio, con la zona del servicio; y al este la sala capitular.
Esta distribución construida aprovechaba al máximo la luz solar.
Los monjes vivieron en este monasterio casi 650 años desde 1195 a 1835. En estos 700 años tuvieron que abandonar el Monasterio en tres ocasiones: la primera vez que dejan el Monasterio es en 1808 con la Guerra de la Independencia. El Monasterio es ocupado por el ejército francés. La segunda es en 1820-1823 durante el trienio liberal y, definitivamente, en 1835 con la desamortización de Mendizábal.
Por lo tanto en el Monasterio no hay monjes desde 1835. 
Con la Desamortización de Mendizábal. (Mendizábal fue un valido de Isabel II lo que hoy en día llamaríamos un Ministro de Hacienda). Expropió todas las tierras a las ordenes contemplativas y las vendió en subastas públicas. El Estado necesitaba dinero ya que se habían perdido las colonias en América y acababa de terminar la Primera Guerra Carlista en España.
En 1840 fue comprado en subasta pública por D. Pablo Muntadas Campeny y pasa a ser de propiedad privada.

Una curiosidad:
Monjes elaborando chocolate.
Si eres amante del chocolate, debes de saber que este es el monasterio de Europa, año 1.534, dónde por primera vez se elaboró el chocolate, un monje del Cister que acompañó a Hernán Cortés a México, Fray Jerónimo de Aguilar, envió el primer cacao, junto con la receta del chocolate al abad del Monasterio de Piedra, D. Antonio de Álvaro. Así que podremos ver un Museo del Chocolate.

El impresionante espectáculo del agua:
Parque Natural del Monasterio de Piedra.
Escondido entre las abruptas sierras del Sistema Ibérico, el parque natural del Monasterio de Piedra nos ofrece una de las experiencias más gratificantes que se pueden encontrar en el mundo, en un recorrido de dos horas y media por un vergel insólito en torno al agua y su movimiento en cascadas y grutas. Tal y como decía la acreditada revista inglesa Fraser's Magazine, en un articulo publicado en el año 1871, es 'una excursión a una de las curiosidades naturales más extraordinarias de Europa'.

Lo abre el sol y lo cierra el sol:
"El efecto del sol poniente visto desde el interior de la caverna(la gruta de la Cola de Caballo) a través de la catarata, así como las sensaciones que despierta el conjunto del espectáculo, no pueden describirse"(Fraser's Magazine, Septiembre 1871).


La corriente del río Piedra ha modelado la roca formando lagos, grutas y cascadas. Descubriremos hermosos parajes como el Lago del Espejo, pasando para llegar a él por la Peña del Diablo o la impresionante cascada de 50 m. de altura Cola de Caballo que oculta una espectacular gruta natural, la Gruta Iris; la cascada Trinidad, Los Chorreaderos, Baño de Diana, cascada Caprichosa, cascada Iris, Lago de los Patos, el Vergel.... 


Cascada Cola de Caballo.
indiscutiblemente el parque es la fantasía del agua , su magia se puede sentir a través de todos los sentidos: observar la belleza del paisaje, oír el canto de los pájaros, sentir el fluir del susurro de la caída del agua y pasear por un fantástico paraje romántico que nos transporta al siglo XIX, fecha en que D. Juan Federico Muntadas artífice y descubridor del parque y la gruta Iris, convirtiéndolo al parque natural en una visita obligada hasta nuestros días.

El parque acoge densos bosques de ribera, en uno de los ecosistemas de mayor riqueza biológica, donde se encuentran muchas especies de animales y plantas en un espacio relativamente reducido y gran variedad de árboles gigantescos.

A través de las salas de exposición y audiovisuales del Centro de Interpretación de la Fauna Piscícola (se visita en la parte baja del Parque, e incluye un audiovisual, sobre el ciclo de reproducción de la trucha, el cangrejo y su entorno) conoceremos el sistema fluvial, las labores de administración e investigación Piscícola del Gobierno de Aragón.
Las tareas de gestión que se desarrollan en el parque tienen como objetivo la conservación de estos ecosistemas en su estado natural.
El parque está dentro de la red de espacios protegidos de Aragón, declarado paisaje pintoresco desde 1945.

Descubre el vuelo de aves rapaces en el Monasterio de Piedra
A diario vemos aves volando en cuanto levantamos la vista hacia el cielo. Esto no quiere decir que seamos capaces de diferenciar los distintos movimientos de las diferentes especies de aves que vemos.

En el Monasterio de Piedra se ofrece una exhibición de aves rapaces durante los meses de primavera y verano. Para poder enseñar con exactitud cómo es el vuelo de las aves rapaces,cuentan con un cetrero profesional que encantado nos narrará cada peculiaridad y nos hará una demostración del vuelo con las aves rapaces que habitan en el Monasterio de Piedra.

Ver a las rapaces en vuelo es una actividad entretenida y muy educativa. Aprovecha tu visita al parque natural dei Monasterio de Piedra para ver cómo se hace una exhibición de aves rapaces. A los más pequeños les encanta esta actividad. Ver cómo un cetrero actúa con aves rapaces como las águilas y éstas obedecen sus órdenes es una preciosidad y los más pequeños quedan admirados.

Hay muchos tipos de vuelo de rapaces, cada ave tiene su propio estilo y movimientos en el aire. En esta exhibición nos hablarán de las diferencias que se pueden encontrar entre aves rapaces como en búho de bengala, el buitre, el águila y el halcón.

Las aves de presa o aves rapaces, como también se denominan, son animales carnívoros y cuentan con uñas lo suficientemente fuertes como para poder agarrar a sus presas y llevárselas volando a un sitio donde puedan darse un buen banquete. También las utilizan para desgarrar a sus presas y así poder comérselas.

El pico de las aves rapaces es tan importante para su proceso de conseguir alimentos como lo son las uñas. Las aves rapaces no tienen dientes, por tanto han de conseguir desgarrar trozos de comida que no sean demasiado grandes para así poder ingerirlos sin problemas. El pico de las rapaces es curvo y muy afilado.

Toda esta información es mucho más amplia en la exhibición de aves rapaces del Monasterio de Piedra. Si tenéis alguna duda sobre estos curiosos animales seguro que el cetrero estará encantado de contestarlas.


Las Leyendas Se Despiertan En El Monasterio De Piedra…
El Parque del Monasterio de Piedra es especial  aquí viven las leyendas. Están en los nombres de las cascadas, en el reflejo de las aguas cristalinas, en las grutas oscuras, y en todos y cada uno de los caminos. Se ponen a mirarte fijamente sin que te des cuenta y cuando ya te giras para irte…  te susurran sus historias al oído…

El Baño de Diana
¡Se siente tan dolido el pastor Acteón por haber espiado a Diana bañándose con sus ninfas! ¡Si lo supiera! Si supiera que Diana era tan cruel, nunca se hubiera enamorado de ella y nunca se hubiera dejado seguir hasta el lugar de su baño, Baño de Diana, nunca… ¿O si? Es que es tan bella… pero tan cruel… Lo convirtió en un venado e hizo que sus propios perros de caza lo matasen. Ahora el espíritu intranquilo de Acteón está vagando por este vergel, donde vio por última vez su querida Diana, tan bella pero tan salvaje...

La Caprichosa
¿Oyes? ¿Me parece a mí o la cascada La Caprichosa está cantando? Está cantando algo, pero sólo distingo la palabra “quiero“…
Érase una vez una niña que se llamaba Jimena, una niña dulce y muy trabajadora, que con sus 12 años ayudaba en el monasterio con labores de cocina y huerto. Era una niña como todas, pero tenía 2 peculiaridades: le gustaba caminar por el parque al lado del monasterio y le encantaba la palabra “quiero“, aunque la utilizaba en frases un tanto extrañas: “quiero ver dónde se hunde el Sol cada noche”, “quiero saber por qué lloran las estrellas en verano”, “quiero que la Luna me diga de qué se asombra”, “quiero sentir el viento de las alas de un ángel”, “quiero ver el mundo como lo hacen los árboles, o las rocas”, “quiero bailar en el fondo de las pozas”*… y además decía por allí que un día se cumplirán todos estos deseos… Por eso la llamaban Caprichosa :)

Un día salió a caminar por el parque y de repente se encontró en un paraje que nunca antes había visto… Ante ella se abría un precipicio de vértigo con finos hilos de agua que uñían los rayos del sol con un pozo cristalino de abajo. Se quedó hechizada contemplando tal espectáculo de Naturaleza… No sabía cuánto tiempo exactamente pasó desde que llegó hasta aquí, pero de repente escuchó un ruido tremendo que venía por detrás, se dio la vuelta y sólo tuvo tiempo para ver como un enorme chorro de agua corría hacía ella… En este momento se cumplieron todos sus deseos: ver el mundo como los árboles, el viento en las alas de un ángel, y bailar en el fondo de las pozas…

Cueva de Iris
¿Sabéis dónde vive la diosa del Arco Iris, la mensajera de la paz? Yo sí. Aunque no la vi en su casa, pero al entrar a la cueva de Iris, noté un ligero soplo del viento del Oeste, el marido de Iris, dios Céfiro, que justo salía de sus aposentos para recorrer su reino… Y si os fijáis en la cascada Iris que está justo en la puerta de su casa, veréis cómo el oro de sus alas doradas está jugando con las gotas creando un arco iris y salpicando con pequeñas risas.

Lago del Espejo
Al llegar al Lago del Espejo me quedé petrificada: ¡si es aquí donde la dama del lago le dio la espada al rey Artur! Es justo cómo me imaginaba su lago, su reino, sus misterios dormidos al fondo. El mundo entero se refleja en este enorme espejo; todo lo que pase por aquí, se queda para siempre en sus ojos sin parpadear. ¿Quién me puede decir qué es lo que había visto este lago: hombres, mujeres, besos, secretos, reyes, monjes, oro…? Y lo guarda todo hasta que un día alguien lo despierte de sus sueños y lo haga dejar escapar todas sus visiones atrapadas…

La Peña del Diablo
Cuenta la leyenda que un día se libró una gran batalla entre ángeles y demonios en el Monasterio de Piedra… y cuando casi todos los demonios fueron destruidos y sólo quedaba uno, los ángeles vieron que tenía entre sus manos un gran peñasco con el cual les amenazaba. Los ángeles intentaban no acercarse mucho para que no les diera y cuando consiguieron explotar al último demonio con una bola de fuego, la gran roca se cayo en el lugar donde lo mataron… 
¿La Peña del Diablo os recuerda algo?




Hotel Monasterio de Piedra
El Hotel Monasterio de Piedra está ubicado en el antiguo monasterio cisterciense del Siglo XII. Consta de 62 confortables habitaciones, antiguas celdas de los monjes, nueve de ellas con vistas al Claustro y el resto al Parque Natural o al Monasterio. Con todos los lujos, wifi, piscina, varios salones y jardines, incluso cuenta con un campo de golf cercano para los más aficionados.


Actividades que podemos realizar
Rutas en Segway por el Monasterio, relajarnos en su Spa, paseos en carruaje por el entorno, jugar al golf, conocer el Centro de Piscicultura del Monasterio y ver una exposición y exhibición de aves rapaces desde primavera hasta mediados de octubre (14 de octubre, último día), alojarnos en el Hotel disfrutando en el restaurante Reyes de Aragón de un milhojas de jamón de Teruel… 


Escenario de una Fantasia del Agua
Se cuenta en las Tierras del Antiguo Reino de Aragón, que tanta abundancia de bellezas naturales, ríos, bosques etc, se debe al toque divino y a la acción de distintos seres proveniente de mundos Fantásticos que dieron vida a distintos Mitos y Leyendas. Relatos protagonizados por conocidos y desconocidos personajes como Atland el encantador o el Ferrero de Serradui y los diaples o los mismo Tres Serols, dan respuesta a tanta belleza Aragonesa.

Definitivamente, el que ha venido al Parque Natural ha sentido la Magia del lugar proveniente del Rio Piedra y todas sus Cascadas y Grutas. Un Rio llamado Piedra por producir un efecto de calcificación sobre todo lo que toca, petrificando toda la superficie como si de Medusa, el monstruo clónico, se tratara. Sin embargo, tanta belleza debe provenir de una gran comunidad de Ninfas, que pudieron haberse refugiado en las Grutas de las Cascadas del Monasterio de Piedra, ya sea en la Cola de Caballo, en la Caprichosa o en la Iris.

Sea la razón que sea, las Cascadas del Monasterio de Piedra crean un entorno diferente y romántico, en el que muchos se demuestran y se prometen amor eterno. Y cómo no enamorarse con el Lago del Espejo o en la Gruta de la Cascada Cola de Caballo, si todavía pareciese que escucháramos Ninfas cantando y celebrando la vida que regala tan majestuoso entorno.

Este relato lleno de magia, no puede terminar sin una invitación a conocer el Parque Natural, donde no solo podremos viajar en el tiempo en nuestro Monasterio, sino que también podremos sentir esa sensación de haber caído en un mundo lleno de misticismo y vivir la Fantasía del Agua en el Parque Natural.


Cascada La Trinidad.
En definitiva, un lugar bastante completo para conocer y disfrutar, que gustará a pequeños, grandes, grupos y parejas, que les guste la naturaleza, la cultura, las leyendas... y acompañarlo con relax y buen comer.
Anímate ahora que brilla el sol y acércate a visitar el Monasterio de Piedra. Conoce la historia y disfruta con la visita al parque natural. Podrás ver cascadas, senderos y árboles milenarios.

¡Ideal para venir con la familia!

viernes, 5 de septiembre de 2014

RUTA DEL CÍSTER POR ARAGÓN: EL MONASTERIO DE RUEDA.



Naturaleza, arte y turismo diferente a orillas del río Ebro.
Fotografía de Ramón Herrando: entrada al Monasterio de Rueda.

El Monasterio en la Actualidad
Desde que el Gobierno de Aragón asumió la restauración del conjunto monumental se han sucedido numerosas actuaciones, iniciadas bajo las pautas del Plan Director redactado en 1991, tras realizar los estudios de todos los aspectos precisos para el conocimiento del monasterio y su entorno.

El estado de abandono al que había llegado el monasterio motivó que hubiera que acometer todo tipo de obras, desde la dotación de las infraestructuras más elementales, hasta el desescombro de algunas construcciones añadidas a las dependencias medievales. Mientras tanto, se iniciaban las obras de restauración atendiendo a las cuestiones más urgentes, con permanentes seguimientos arqueológicos, que iban descubriendo la integridad de las estructuras medievales bajo la aparente ruina, configurándose el monasterio cisterciense que hoy podemos contemplar como ejemplar único en su traza. Gracias al empuje realizado desde la Diputación General de Patrimonio, la restauración de la totalidad de las dependencias fundamentales ha culminado en el año 2003, abriendo al público su recorrido con visitas guiadas.

Por otra parte, desde la Dirección General de turismo se ha acometido la restauración y adaptación del Palacio Abacial y el edificio de la Galería corredor para una Hospedería de Aragón, que con categoría de 4*, constituye un establecimiento hotelero extraordinariamente singular, integrado en la red de hospederías impulsadas en la Comunidad Autónoma.

Nos invitan a viajar en el tiempo hasta el siglo XII y pasear por el monasterio cisterciense más bello de Europa. Recorreremos y admiraremos más de siete siglos de historia, piedra, luz, contrastes, bellos amaneceres y puestas de sol.
El Monasterio de Rueda constituye uno de los conjuntos monásticos cistercienses más importantes de Europa, y en él se funden un compendio de estilos que va desde la zona medieval (iglesia, claustro y torre) a la parte renacentista y barroca donde se alza la hospedería, la Puerta Real y el edificio Galería.
Se combina antigüedad con modernidad y por eso encontramos los más avanzados salones para reuniones de trabajo, bodas o eventos en general con servicios excepcionales de videoproyector, retroproyector, pantalla, flip chart, teléfono, televisión e Internet WIFI de banda ancha.


Vista general de la Hospedería.
Salón principal de la Hospedería.
Hotel Monasterio del Siglo XII 
Cualquier paso que se dé, cualquier punto que se mire, cualquier sensación, es suficientemente atractiva para quedarse perplejo. Destaca la Suite del Abad, habitación donde vivía el prior que tiene algo más de 40 m2.

Pero junto a este lugar tan emblemático existen otros rincones como la galería o la sala de lectura y que sin duda es un lugar inmejorable para sumergirse en una historia escrita, tomar un café o simplemente estar en buena compañía.

También la terraza y la bodega son otros rincones que muestran la grandeza y belleza de esta magnífica hospedería. La Hospedería, desde la que se puede oír el sonido del río Ebro, que baja rozando sus muros.

El acondicionamiento de la plaza de San Pedro. 

El elemento articulador del monasterio, se han complementado con el ajardinamiento de los espacios libres anexos a la hospedería, con el acueducto como hilo conductor. La restauración de las estructuras de la noria y el acueducto se completará con la de las riberas del Ebro, con la meta de posibilitar la navegabilidad en el futuro.
Entre los objetivos inmediatos se encuentra la restauración de las naves de los dormitorios barrocos y noviciado, para situar el Museo del Ebro, centro didáctico de toda la cuenca donde podrán conocerse todos los aspectos del río vertebrador de buena parte de la Península Ibérica, en la que el monasterio de Rueda es uno de sus elementos más singulares.

Plaza de San Pedro. Monasterio de Rueda.
Fotografía de Ramón Herrando.

Ello conpletará la oferta cultural de este excepcional conjunto monumental donde puede apreciarse la grandeza que alcanzaron las fundaciones monásticas medievales, cuya función colonizadora inicial, deviene hoy en signo de identificación de toda una comarca bajo el nuevo sello del turismo cultural.


Claustro exterior del Monasterio.
Fotografía de Ramón Herrando.

Resumen histórico
La orden cisterciense se origina en tierras francesas por algunos monjes cluniacenses, como reacción ante lo que entendían un alejamiento de la regla de San Benito. Será el monje Roberto de S. Michéle de Tonnere quien junto a siete compañeros se retiren al bosque de Molesme, en 1075, para pasar posteriormente en 1089 a los cenagales de Citeaux.

Pero será la llegada de San Bernardo a Citeaux la que marcará la segunda fase de esta reforma que recorrerá la totalidad del espacio europeo. Posteriormente el propio Bernardo con 12 compañeros fundará Clairvaux, siguiendo este sencillo esquema de expansión para las restantes abadías, de modo que en la fecha de su muerte, en 1153, el número de monasterios masculinos era 343, llegando a 742 a finales de la Edad Media, y pasando de 700 los cenobios femeninos.

La Ferté, Pontigny, morimond y Clairvaux fueron las cuatro abadías matrices desde las que fueron desplegándose nuevas comunidades. Esta renovación se verá reflejada en una arquitectura propia, de la que rueda es uno de los mejores ejemplos conservados. El estilo Gótico.

El Origen del Monasterio de Rueda se inicia en 1152
Podemos dar por cierto que tras la petición en el año 1152 al entonces Abad de Gimont, para que se establecieran en Aragón los monjes Bernardos, ofreciéndolo a la comunidad las tierras de “La juncería” confirmadas años más tarde le dan al Abad Raimundo el dominio de Lagata, cerca de Samper de Salz, gentileza de Dña. Petronila y de su marido Ramón Berenguer, pero al parecer esto no llena las apetencias colonizantes de los monjes

Finalmente en 1182 el rey Alfonso II cede a los frailes el castillo y villa de Escatrón, un emplazamiento a orillas del Ebro más acorde con el espíritu cisterciense y con territorio por colonizar, donde llegarán a partir de 1202 para fundar el actual monasterio.
Don Alfonso II, que además de protector del Cister, era un gran guerrero, conquistador del Rosellón y el Béarn, recobró la Provenza y fundó Teruel, gozaba de la faceta de ser astuto y un notable poeta. Sospecharon algunos, cronistas escribanos de la época que jugó una carta hábil, al calificar tal vez como Sitio Real a Rueda, para cortar disputas con el monarca de Castilla que reclamaba Rueda.
Poco después comenzarán las obras, que se prolongarán durante varios siglos, sufriendo los altibajos económicos del Reino de Aragón y de la comunidad monástica en particular.

Tras los pasos previos, a la instalación definitiva de los monjes en Rueda, la actividad constructiva va a desarrollarse durante todo el siglo XIII en sus contrucciones fundamentales. En 1238 se consagraba la iglesia, y en 1292 todavía se confirmarán privilegios relacionados con la extracción de piedra y madera para la obra. Pero hasta la segunda mitad del siglo XIV y principios de XV no puede considerarse cerrado el conjunto de la fábrica medieval con las últimas fases de la iglesia.

En ese momento quedaría configurado no sólo el núcleo medieval que podemos admirar en su integridad fundamental, sino también una serie de dependencias complementarias como la zona de conversos, estancias agrícolas, antiguo palacio del abad, etc. Estos espacios se desarrollarán en el marco del entorno de la cilla y en el de la plaza de San Pedro, donde durante los siglos XVI y XVII se irán sustituyendo hasta configurar la actual plaza de proporciones monumentales, destacando por su calidad la galería herreriana que une al nuevo Palacio Abacial con el conjunto medieval. Varias décadas más tarde, detrás del claustro se construirán la gran nave de los nuevos dormitorios y el noviciado, hoy en estado semirruinoso.

Desde los primeros momentos de la construcción del monasterio, también se inician las obras de infraestructura hidráulica, consistentes en el azud y la noria o rueda que elevaba el agua del río para, a través de un acueducto de factura gótica, en parte visible y en parte subterráneo, repartir el agua por el conjunto monástico, siguiendo las disposiciones propias de la Orden.

Fotografía de Ramón Herrando: La noria símbolo emblemático del Monasterio.
Con la desamortización de Mendizábal, a resultas de los decretos de 1836 y 1837, los bienes del monasterio serán vendidos y el propio monasterio será utilizado para labores agrícolas, el patrimonio artístico se dispersará y buena parte del mismo resultará destruido.

Ya recientemente, las edificaciones postmedievales y la huerta son cedidas por su último propietario a la Diputación General de Aragón, en el año 1990. La titularidad de la zona medieval del monasterio, que desde la desamortización había pertenecido al Estado, en 1998 fue traspasada a la Diputación General de Aragón, con el compromiso de impulsar su restauración.

La Visita: recorrido interior.
La Puerta Real, a la que conduce el camino de llegada, ha sido el acceso más monumental del monastero desde que se construyera a principios del s. XVII, decorada en el XVIII con una serie de esculturas de temas bernardos; una vez atravesado el amplio zaguán, se puede apreciar la totalidad del conjunto de la plaza de San Pedro, cerrado al oeste por el barroco Palacio Abacial, que se une al núcleo medieval a través de una magnífica galería de estilo herreriano, de proporciones únicas en Aragón.

En el lado N. está la antigua Hospedería y otras edificaciones de menor importancia. El frente de la plaza lo ocupan los pies de la iglesia con una sencilla portada gótica, y el cierre de la galería occidental del claustro, al que también puede accederse a través de una bella portada situada bajo la galería.


Una vista interior de la iglesia.
 Fotografía de Ramón Herrando.
La iglesis responde a uno de los modelos más sencillos entre las tipologías del Cister: tres naves con triple cabecera plana, sin crucero y cubierta con bóvedas de crucería simple. A pesar de su temprana fecha de consagración en 1238, el edificio no debió de ser terminado hasta el período bajomedieval, constatándose incluso un cambio de obra, pasando del sillar al ladrillo y de los ventanales góticos a los de tracerías mudéjares. En el lado del evangelio se abren capillas de diversa cronología, cnservándose las de Santa Bárbara y la de San Bernardo, de decoración barroca, a ambos lados de la primitiva capilla del Santo Cristo. Junto a la cabecera y en el lado opuesto se encuentra la sacristia medieval, muy reformada, y un oratorio barroco decorado con esgrafiados.

Desde la iglesis se accede al claustro, en torno al que se distribuyen las dependencias y se articula la vida monástica. El claustro también sufrió un lento proceso constructivo, siendo más antigua la galería E., donde se ordenan el armarium. la sala accede a la cárcel, y a continuación el paso a la huerta y la sala de los monjes en el ángulo SE. En la galería meridional se encuentra en primer lugar el calefactorio, el refectorio con el pabellón de la fuente o lavatorio enfrentado, y la cocina. El dormitorio ocupa todo el ala capitular en su planta superior, con una pequeña estancia independiente para el abad, y con un calefactorio nuevo añadido al medieval en el ángulo opuesto.


También existió un sobreclaustro añadido, hoy desaparecido, del que se conserva una galería de arquillos recayente a la plaza de San Pedro. De este conjunto medieval destaca la integridad de conservación de las dependencias básicas de la traza ideal de los monasterios cistercienses, destacando por su calidad excepcional la sala capitular y el refectorio con su púlpito para el lector. A través de la decoración de las galerías del claustro se puede seguir la evolución cronológica y formal del proceso constructivo y cómo desde la primera decoración de motivos estrictamente vegetales o geométricos (s.XIII), se pasa a los modelos figurados (s.XIV).




Visita al exterior: ribera del Ebro.
Imprescindibles resulta acercarse hasta el Ebro por el camino exterior, para observar a distancia las estructuras de la noria y el acueducto, que derivaban el agua al monasterio a través de conducciones que pueden observarse en algunas dependencias, y los restos del molino harinero anexo, junto al paisaje de ribera de las islas conformadas en el río por el azud.

Aquí el Ebro abandona su valle en artesa y se encajona en la plataforma de calizas terciarias, en las que ha inscrito sus meandros, aprisionados por los elevados escarpes calcáreos apretados lazos; el inferior se proyecta hacia el sur … Justamente se manifiesta todo ello en la fertilidad de sus huertas, sotos y mejanas, constituyendo parajes de gran belleza paisajística y esplendor colorista y desde siempre bien aprovechados por sus moradores desde los primeros tiempos la Sedeis o Sedeiscen de los sedetanos, con una posible ceca en la que se acuñaba moneda, la setisacun romana… Aquí por estos parajes las muestras más visibles corresponden a la época árabe en las que pueden verse testimonios en las ruinosas fortalezas, horno de vidrio, noriales azudes y sistemas de riego, sistemas que con las consabidas mejoras se aprovechan en este siglo para importantes emplazamientos hidroeléctricos y de otra índole. Allí donde la zigzagueante marcha del agua entra de nuevo en artesa, se asienta el incomparable Monasterio De Rueda.

jueves, 28 de agosto de 2014

RUTA DEL CÍSTER POR ARAGÓN: EL MONASTERIO DE VERUELA.



Paz, sosiego y espiritualidad en un entorno mágico e incomparable.
Un viaje plácido en el que disfrutaremos del arte, la historia y la naturaleza. ¿Os apetece? Entonces nos adentraremos en las tierras de Aragón, a la búsqueda de los antiguos monasterios de la Orden (concretamente en la provincia de Zaragoza).
Vamos a conocer los tres monasterios cistercienses de Aragón: el de Veruela, a 15 kilómetros de Tarazona, que se convertirá en Parador de Turismo en el futuro; el de Nuestra Señora de Rueda, a 74 kilómetros de la capital zaragozana, que nos ofrecerá su singular hospedería para pasar la noche; y el de Piedra, a 15 kilómetros de Calatayud, donde nos darán ganas de quedarnos para siempre cuando veamos su lujoso hotel y sus fabulosos jardines con cascadas, al abrigo de la naturaleza.
Estos sitios son sólo un ejemplo de lo que nos espera.
Disfrutemos pues de la armonía, paz, tranquilidad y naturaleza que se siente y se vive en estos tres enclaves magníficos y espectaculares...
Los monasterios de la Orden del Císter en Aragón.


Entrada al Mpnasterio por la alameda.

Real Monasterio de Santa María de Veruela.

El Real Monasterio de Santa María de Veruela fue la primera fundación de la Orden del Cister en el Reino de Aragón, hacia el año 1145, cuando Don Pedro de Atarés, señor de Borja, dona los terrenos que ocupará el cenobio y otros aledaños a él, a una comunidad de monjes cistercienses procedentes de Francia, dependiendo de L`Escale-Dieu.
Se halla en un pequeño valle formado por el Río Huecha, cuyo nacimiento se encuentra muy cerca del monasterio, protegido por la atenta mirada del mítico Moncayo.
La fundación del Monasterio de Veruela cuenta con un episodio legendario:
Cierto día del año 1141 en que Don Pedro Atares, señor de Borja, se encontraba de cacería en las inmediaciones del Moncayo, fue sorprendido por una fuerte tormenta cuando perseguía a un venado. Temiendo por su vida, imploró la protección de la Virgen María, quien atendiendo a sus ruegos se le apareció en el cielo, le protegió del temporal y le hizo entrega de una pequeña imagen suya depositada sobre una encina. A cambio de su auxilio, la Virgen María encomendó a Don Pedro levantar en ese mismo lugar un monasterio a ella dedicado.

Los monasterios cistercienses solían ubicarse en parajes que propiciasen la soledad y aislamiento en bosques, valles solitarios y zonas montañosas, como en este caso, junto al Moncayo.
M. de Veruela con el Moncayo al fondo.

Era imprescindible la presencia de agua. Todo el recinto monástico estaba separado del exterior por un muro, estructura que simbolizaba y garantizaba en la práctica de la clausura. El punto de comunicación entre el interior y el exterior lo marca la Torre del Homenaje, al cargo del portero que tenía allí su celda con una capilla anexa dedicada a San Bartolomé.
En el interior del recinto monástico, se encontraban todas las dependencias indispensables para la vida en comunidad de tal manera que en ningún momento un monje tuviera la necesidad de tener que salir de él, siendo éste su hábitat natural.
Un largo paseo conduce al visitante hacia la fachada de los pies de la iglesia, de finales del siglo XII y que posee una portada abocinada de estilo románico.
Dentro del monasterio el núcleo fundamental era el claustro, en torno al cual se situaban las principales dependencias siguiendo una distribución uniforme compartida por muchas casas, De planta cuadrada, estaba construido por cuatro galerías abiertas hacia un patio o jardín central. Y que a su vez servían de vía de comunicación a espacios dedicados a la lectura, la meditación o la celebración de determinadas ceremonias litúrgicas.
Abierto al claustro y situado frente al refrectorio se halla el lavabo, del siglo XVI, en forma de templete hexagonal de estilo gótico. Fuera del cuadro monástico, otras dependencias habituales eran la enfermería, el noviciado, la hospedería así como diferentes ámbitos de variada ubicación y función dónde desempeñar tareas domésticas o actividades económicas necesarias para la comunidad: tahona, molinos, graneros, fragua, talleres, cuadra. etc.
Claustro del Monasterio de Veruela.
Lavabo en forma de templete del s. XVI.
Con el paso del tiempo, el rigor y la simplicidad que en sus orígenes caracterizó a la arquitectura cisterciense fue decayendo, enriqueciéndose los monasterios con las más variadas expresiones artísticas y arquitectónicas de cada momento.
Ya en el siglo XIX, ante la disolución del antiguo régimen y un emergente estado liberal laico, se suprimieron la gran mayoría de los monasterios. Veruela no fue la excepción, la Desamortización de Mendizábal le llegó en 1835, quedando abandonado a su suerte, hasta que la Comisión Central de Monumentos comenzó a ocuparse del conjunto. Vino después la Compañía de Jesús, que se estableció en el Monasterio y cuidó de él durante un siglo, años 1877 al 1975, periodo en el cual alcanzó la condición de Monumento Nacional.
En 1976 la Diputación de Zaragoza tomó a su cargo el Monasterio de Veruela y desde entonces viene manteniendo un ritmo inversor permanente en busca, no solo de su conservación y recuperación como legado monumental, sino también de su implantación como espacio idóneo para iniciativas culturales que refuercen sus intrínsecos valores históricos.
En el antiguo aljibe se ha situado el Museo del Vino de la Denominación de Origen Campo de Borja.
El Espacio Bécquer dedicado a los hermanos Gustavo Adolfo y Valeriano, que vivieron en el monasterio entre 1863 y 1864, recoge una muestra de reproducciones de los textos originales y ediciones de libros del escritor.
Esta exposición permanente, ubicada en algunas de las celdas del monasterio nuevo donde residieron, pone al alcance de los visitantes imágenes y textos de los artistas, junto con otros documentos que las completan y contextualizan, que muestran el profundo análisis que llevaron a cabo de la zona del Somontano del Moncayo.


A la vera del Moncayo

"La montaña de los gigantes"
Los más viejos de la comarca aún lo cuentan. Por aquí se dice que vivía en tiempos remotos un gigante llamado Caco, que atemorizaba a los pueblos y robaba los ganados de la comarca. Pero sus días de gloria se acabaron cuando llegó por estos pagos Hércules, que en uno de sus célebres trabajos debía hacerse con las manzanas del Santuario de la Virgen del Moncayo jardín de las Hespérides en la tierra donde moría el sol. Cuando pasaba por los Fayos, donde el gigante Caco tenía su cueva, cometió la mayor de sus imprudencias y robó los bueyes a Hércules. Iracundo el griego, midieron sus descomunales fuerzas, en una batalla a muerte donde Caco finalmente fue sepultado bajo una enorme piedra. Una piedra que luego se le llamó Moncayo, es decir, Mons Caius, o Monte de Caco.


Montaña legendaria donde las haya, visible desde medio Aragón y toda Soria, el Moncayo ha sido loado por poetas, descrita por escritores y pensadores, y refugio de viajeros y curiosos.


El Castillo de Trasmóz.

De Trasmóz a Veruela: cuentos de brujas y románticos relatos:

La sombra del Moncayo derrama sobre Trasmoz algunas de las leyendas más oscuras y tenebrosas de todo Aragón. En la provincia de Zaragoza se halla este pueblo que inspiró incluso al gran Gustavo Adolfo Bécquer para algunos de sus mejores relatos.

Se dice que sus recovecos esconden seres de otro mundo, que las fuerzas sobrenaturales se adueñan del pueblo a la medianoche y que las brujas lo han tomado siempre como referencia para celebrar sus aquelarres. La sugestión hace el resto porque al visitar esta villa y comenzar a desaparecer las últimas luces del día parece que se te empieza a helar la sangre, sobre todo si todavía te encuentras lejos de algún refugio.

Manuel Jalón, que es en la actualidad el propietario del castillo que se recorta en el horizonte de Trasmoz, es también autor de un libro titulado “Leyenda negra de Trasmoz” donde se compilan los mejores misterios de este pueblo del Moncayo.



El castillo de Trasmoz y el monasterio de Santa María de Veruela son parte inexcusable de esta ruta. Del primero se cuenta que fue construido por el mago Mutamín, que tras pacto con el diablo, levantó sus muros en una sola noche. Más realista es la historia que atribuye al sacristán de Tarazona Blasco Pérez la fabricación de moneda falsa entre sus muros, y para protegerse de las miradas curiosas, divulgo todo tipo de historias terroríficas sobre encantamientos y brujas. No obstante, está bien documentada la historia de varias brujas que habitaron el pueblo, mujeres que maldecían, y echaban mal de ojo, a quienes se les atribuían las desgracias en las cosechas, plagas y enfermedades. La más famosa, quizá por ser la última de la que se tienen noticias, fue la Tía Casca que fue despeñada por el pueblo en el año 1850 acusada de brujería. Se decía de ella que tenía el cabello enmarañado a jirones, y se le enroscaba alrededor del rostro.
En una de sus celebres cartas, Gustado Adolfo Bécquer aseguraba que el barranco donde fue arrojada estaba hechizado y convenía no seguir la senda que conducía hasta él pues su alma erraba en pena y no era querida ni por Dios ni por el Diablo. Antes de este episodio el poeta andaluz confirma la celebración en el castillo de Trasmoz de conciliábulos de brujas, preferentemente los sábados de madrugada se reunían para volar con sus escobas y prácticar ritos perversos. La imaginación popular no tenía límites, y se decía de ellas que sacrificaban a niños recién nacidos para prolongar su jovialidad y retrasar su envejecimiento, o que disfrutaban provocando tormentas, esterilizando jóvenes parejas o anegando los campos de langostas.


Otra curiosa historia recogida en la octava carta de Veruela, nos cuenta el intento del párroco Mosén Gil el limosnero de exorcizar el lugar y así expulsar a las brujas de Trasmoz, y que por desgracia no fructificó por la respuesta de estas a través de los encantos de su sobrina Dorotea, también bruja. En tiempos aún más recientes se habla de la existencia de otra bruja llamada Galga, y de su hija, de la que incluso se conserva una fotografía que podía verse en el clausurado museo de la brujería.

Muy cerca de Trasmoz está el monasterio cisterciense de Veruela. No hace falta ser un místico o un romántico, para apreciar la soledad de este lugar, llamado sin duda al retiro espiritual y a la meditación. Junto a la cruz negra situada en su entrada, al lado de la carretera, el bueno de Bécquer esperaba la prensa de Madrid tal y como él mismo relata en una de sus Cartas desde mi Celda:


La cruz negra de Veruela.
Todas las tardes, y cuando el sol comienza a caer, salgo al camino que pasa por delante de las puertas del monasterio, para aguardar al conductor de la correspondencia, que me trae los periódicos de Madrid. Frente al arco que da entrada al primer recinto de la abadía se extiende una larga alameda de chopos tan altos que, cuando agita sus ramas el viento de la tarde, sus copas se unen y forman una inmensa bóveda de verdura…
Como a la mitad de esta alameda deliciosa, y en un punto en que varios olmos dibujan un círculo pequeño enlazando entre sí sus espesas ramas, que recuerdan, al tocarse en la altura, la cúpula de un santuario, sobre una escalinata formada de grandes sillares de granito por entre cuyas hendiduras nacen y se enroscan los tallos de las flores trepadoras, se levanta gentil, artística y alta, casi como los árboles, una cruz de mármol que, merced a su color, es conocida en estas cercanías por la Cruz Negra de Veruela.
Nada más hermosamente sombrío que este lugar. Por un extremo del camino limita la vista el monasterio, con sus arcos ojivales, sus torres puntiagudas y sus muros almenados e imponentes; por el otro las ruinas de una pequeña ermita situada al pie de una eminencia sembrada de tomillos y romeros en flor. Allí, sentado al pie de la Cruz, y teniendo en las manos un libro que casi nunca leo, y que muchas veces dejo olvidado en las gradas de piedra, estoy una y dos y a veces hasta cuatro horas aguardando el periódico. De cuando en cuando veo atravesar a lo lejos una de esas figuras aisladas que se colocan en un paisaje para hacer sentir mejor la soledad del sitio.”

La chopera que conduce a la fachada occidental del monasterio sigue siendo hoy tan encantadora como entonces. El origen de la leyenda de su fundación está como en otros cenobios, en una milagrosa aparición mariana, esta vez al señor de la comarca Pedro Atarés. En la carretera que lleva a Alcalá del Moncayo se levanta un templete que marca el lugar exacto de la aparición de la Virgen sobre un roble (árbol sagrado para los celtas). El tiempo en este monasterio pasa mucho más despacio que fuera. La pureza y sencillez de sus dependencias. Monasterio de Santa María de Veruelaas nos recuerda a otros cenobios del Cister, como Santes Creus o Santa María de Huerta. Quizás haya algo en Veruela que invita más al recogimiento que aquellos, especialmente en su iglesia, bastante más oscura que los monasterios mencionados. Aquí escribió Gustavo Adolfo sus Cartas desde mi Celda, algunas de ellas ambientadas en historias y folklore de la comarca, y también algunas de sus leyendas, como la del Monte de las Ánimas, el Gnomo o La Corza Blanca y que recomiendo que las leais.. Entre los muros de Veruela se ha habilitado un museo dedicado al poeta sevillano, recientemente un museo del vino que en estas tierras tiene justificada fama, y en breve abrirá sus puertas un moderno parador.
Pero la espiritualidad cisterciense y el recuerdo de Bécquer es y seguirá siendo el polo de atracción del monasterio, más aún si cabe en estos agitados tiempos donde necesitamos buscar un momento de calma en nuestro devenir cotidiano. Cualquier rincón puede ser bueno para sentarse, abrir las páginas de la obra del poeta y transportarnos en el tiempo a los románticos y mágicos paisajes de las faldas del Moncayo..







El Santuario y el Parque Natural del Moncayo

Omnipresente en toda nuestra ruta, dejamos para el final nuestro acercamiento al Moncayo, la montaña sin la cual no se comprendería todo lo demás. Aquí comenzaba la Celtiberia que describían Plinio y Estrabón, y en días claros sus perfiles se observan desde tierras de Segovia, el Pirineo aragonés y desde la ciudad de Zaragoza. El poeta latino Marcial lo denominó por primera vez Mons Caius, término que haría alusión a la caperuza blanca que suele lucir durante buena parte del año. 



Su privilegiada situación, aislada frente a la depresión del Ebro y a espaldas de la meseta castellana, le ha proporcionado una gran variedad de ecosistemas. Como si de una escalera biológica se tratase, se suceden los pisos vegetales en una lección muy didáctica de la naturaleza, pasando del clima mediterráneo al Hayedo del Moncayo eurosiberiano en pocos kilómetros. El pie de monte está dominado por encinares y alcornocales, seguido un poco más arriba de los rebollares que en Otoño tiñen el paisaje de ocres y amarillos. Las laderas orientadas al norte y noreste son las más propicias para las hayas; a diferencia de los de Tejera Negra o de Montejo, los hayedos del Moncayo forman verdaderos bosques de grandes ejemplares. En verano resulta muy reconfortante cobijarse bajo su sombra, que casi siempre albergan un resquicio de humedad. Por encima del bosque de hayas aparecen los pinos, y más arriba los prados y roquedales son los únicos protagonistas de las cumbres y circos glaciares. Podemos obtener toda la información sobre flora y fauna del parque en el centro de interpretación Dehesa del Moncayo, situado en Agromonte, en la carretera de subida al Santuario de la Virgen. Conducir por esta carretera es una de las experiencias más reconfortantes para los amantes de la naturaleza, y conviene tomársela con calma, disfrutando de cada rincón. Se han habilitado algunas áreas recreativas en la zona del hayedo que en los días soleados, son una invitación a la comida campestre y el esparcimiento. Conviene dejar el coche en el último aparcamiento asfaltado, antes de que el asfalto deje paso a la tierra; desde aquí sólo resta un kilómetro hasta el Santuario, y las vistas que se dominan del pie de monte son sencillamente fabulosas. La ermita de la Virgen del Moncayo o de la Peña Negra, fue donada por el obispado de Tarazona al monasterio de Veruela allá en el siglo XIII para que albergara la imagen y proteger a los devotos que subían hasta ella. En el siglo XVI se hizo oficial la romería que todavía hoy perdura. Junto a la ermita, muy transformada, se ha levantado un edificio no demasiado integrado que alberga un restaurante y un albergue-refugio (1610 metros.). Desde aquí se pueden emprender varias rutas de senderismo, aunque sin duda la más popular es la que asciende hasta la misma cumbre del Moncayo, y que esta muy bien señalizada. Durante la primera hora se retuerce entre un pinar bastante castigado por vientos y temporales, hasta que sale a la hoya de El Cucharon o Circo de San Miguel. Este es el principal circo que los hielos dejaron en la montaña. En este punto el bosque desaparece, y el camino remonta por unas de las morrenas del circo hasta alcanzar la divisoria (1 horas más), desde la que sólo tenemos 30 minutos a la cumbre.

Si prefieres un ascenso más tendido, y probablemente más silencioso, le recomendamos la ruta que parte desde la vertiente soriana (Cueva de Ágreda). La panorámica que se domina desde su cumbre es indescriptible, y sirven para explicar la magia que siempre ha inspirado esta cumbre. Nos vienen a la cabeza muchas cosas sentados aquí en la cima, pero quizás con mayor claridad las palabras de Azorín sirvan para explicar nuestro estado de ánimo: “Se respira en el ambiente de España una fuerza, un ímpetu, una claridad, que hacen inconfundible su paisaje con paisaje alguno"…