Naturaleza,
arte y turismo diferente a orillas del río Ebro.
El Monasterio en la Actualidad
Fotografía de Ramón Herrando: entrada al Monasterio de Rueda. |
El Monasterio en la Actualidad
Desde
que el Gobierno de Aragón asumió la restauración del conjunto
monumental se han sucedido numerosas actuaciones, iniciadas bajo las
pautas del Plan Director redactado en 1991, tras realizar los
estudios de todos los aspectos precisos para el conocimiento del
monasterio y su entorno.
El
estado de abandono al que había llegado el monasterio motivó que
hubiera que acometer todo tipo de obras, desde la dotación de las
infraestructuras más elementales, hasta el desescombro de algunas
construcciones añadidas a las dependencias medievales. Mientras
tanto, se iniciaban las obras de restauración atendiendo a las
cuestiones más urgentes, con permanentes seguimientos arqueológicos,
que iban descubriendo la integridad de las estructuras medievales
bajo la aparente ruina, configurándose el monasterio cisterciense
que hoy podemos contemplar como ejemplar único en su traza. Gracias
al empuje realizado desde la Diputación General de Patrimonio, la
restauración de la totalidad de las dependencias fundamentales ha
culminado en el año 2003, abriendo al público su recorrido con
visitas guiadas.
Por
otra parte, desde la Dirección General de turismo se ha acometido la
restauración y adaptación del Palacio Abacial y el edificio de la
Galería corredor para una Hospedería de Aragón, que con categoría
de 4*, constituye un establecimiento hotelero extraordinariamente
singular, integrado en la red de hospederías impulsadas en la
Comunidad Autónoma.
Nos invitan a viajar en el tiempo hasta el siglo XII y pasear por el monasterio cisterciense más bello de Europa. Recorreremos y admiraremos más de siete siglos de historia, piedra, luz, contrastes, bellos amaneceres y puestas de sol.
El Monasterio de Rueda constituye uno de los conjuntos monásticos cistercienses más importantes de Europa, y en él se funden un compendio de estilos que va desde la zona medieval (iglesia, claustro y torre) a la parte renacentista y barroca donde se alza la hospedería, la Puerta Real y el edificio Galería.
Se combina antigüedad con modernidad y por eso encontramos los más avanzados salones para reuniones de trabajo, bodas o eventos en general con servicios excepcionales de videoproyector, retroproyector, pantalla, flip chart, teléfono, televisión e Internet WIFI de banda ancha.
El Monasterio de Rueda constituye uno de los conjuntos monásticos cistercienses más importantes de Europa, y en él se funden un compendio de estilos que va desde la zona medieval (iglesia, claustro y torre) a la parte renacentista y barroca donde se alza la hospedería, la Puerta Real y el edificio Galería.
Se combina antigüedad con modernidad y por eso encontramos los más avanzados salones para reuniones de trabajo, bodas o eventos en general con servicios excepcionales de videoproyector, retroproyector, pantalla, flip chart, teléfono, televisión e Internet WIFI de banda ancha.
Vista general de la Hospedería. |
Salón principal de la Hospedería. |
Cualquier paso que se dé, cualquier punto que se mire, cualquier sensación, es suficientemente atractiva para quedarse perplejo. Destaca la Suite del Abad, habitación donde vivía el prior que tiene algo más de 40 m2.
Pero junto a este lugar tan emblemático existen otros rincones como la galería o la sala de lectura y que sin duda es un lugar inmejorable para sumergirse en una historia escrita, tomar un café o simplemente estar en buena compañía.
También la terraza y la bodega son otros rincones que muestran la grandeza y belleza de esta magnífica hospedería. La Hospedería, desde la que se puede oír el sonido del río Ebro, que baja rozando sus muros.
El acondicionamiento de la plaza de San Pedro.
El elemento articulador del monasterio, se han complementado con el ajardinamiento de los espacios libres anexos a la hospedería, con el acueducto como hilo conductor. La restauración de las estructuras de la noria y el acueducto se completará con la de las riberas del Ebro, con la meta de posibilitar la navegabilidad en el futuro.
Entre
los objetivos inmediatos se encuentra la restauración de las naves
de los dormitorios barrocos y noviciado, para situar el Museo del
Ebro, centro didáctico de toda la cuenca donde podrán conocerse
todos los aspectos del río vertebrador de buena parte de la
Península Ibérica, en la que el monasterio de Rueda es uno de sus
elementos más singulares.
Plaza de San Pedro. Monasterio de Rueda. Fotografía de Ramón Herrando. |
Ello conpletará la oferta cultural de este excepcional conjunto monumental donde puede apreciarse la grandeza que alcanzaron las fundaciones monásticas medievales, cuya función colonizadora inicial, deviene hoy en signo de identificación de toda una comarca bajo el nuevo sello del turismo cultural.
Claustro exterior del Monasterio. Fotografía de Ramón Herrando. |
La
orden cisterciense se origina en tierras francesas por algunos monjes
cluniacenses, como reacción ante lo que entendían un alejamiento de
la regla de San Benito. Será el monje Roberto de S. Michéle de
Tonnere quien junto a siete compañeros se retiren al bosque de
Molesme, en 1075, para pasar posteriormente en 1089 a los cenagales
de Citeaux.
Pero
será la llegada de San Bernardo a Citeaux la que marcará la segunda
fase de esta reforma que recorrerá la totalidad del espacio europeo.
Posteriormente el propio Bernardo con 12 compañeros fundará
Clairvaux, siguiendo este sencillo esquema de expansión para las
restantes abadías, de modo que en la fecha de su muerte, en 1153, el
número de monasterios masculinos era 343, llegando a 742 a finales
de la Edad Media, y pasando de 700 los cenobios femeninos.
La
Ferté, Pontigny, morimond y Clairvaux fueron las cuatro abadías
matrices desde las que fueron desplegándose nuevas comunidades. Esta
renovación se verá reflejada en una arquitectura propia, de la que
rueda es uno de los mejores ejemplos conservados. El
estilo Gótico.
El
Origen del Monasterio de Rueda se inicia en 1152
Podemos
dar por cierto que tras la petición en el año 1152 al entonces Abad
de Gimont, para que se establecieran en Aragón los monjes Bernardos,
ofreciéndolo a la comunidad las tierras de “La juncería”
confirmadas años más tarde le dan al Abad Raimundo el dominio de
Lagata, cerca de Samper de Salz, gentileza de Dña. Petronila y de su
marido Ramón Berenguer, pero al parecer esto no llena las apetencias
colonizantes de los monjes
Finalmente
en 1182 el rey Alfonso II cede
a los frailes el castillo y villa de Escatrón, un emplazamiento a
orillas del Ebro más acorde con el espíritu cisterciense y con
territorio por colonizar, donde llegarán a partir de 1202 para
fundar el actual monasterio.
Don
Alfonso II, que además de protector del Cister, era un gran
guerrero, conquistador del Rosellón y el Béarn, recobró la
Provenza y fundó Teruel, gozaba de la faceta de ser astuto y un
notable poeta. Sospecharon algunos, cronistas escribanos de la época
que jugó una carta hábil, al calificar tal vez como Sitio Real a
Rueda, para cortar disputas con el monarca de Castilla que reclamaba
Rueda.
Poco
después comenzarán las obras, que se prolongarán durante varios
siglos, sufriendo los altibajos económicos del Reino de Aragón y de
la comunidad monástica en particular.
Tras
los pasos previos, a la instalación definitiva de los monjes en
Rueda, la actividad constructiva va a desarrollarse durante todo el
siglo XIII en sus contrucciones fundamentales. En 1238 se consagraba
la iglesia, y en 1292 todavía se confirmarán privilegios
relacionados con la extracción de piedra y madera para la obra. Pero
hasta la segunda mitad del siglo XIV y principios de XV no puede
considerarse cerrado el conjunto de la fábrica medieval con las
últimas fases de la iglesia.
En
ese momento quedaría configurado no sólo el núcleo medieval que
podemos admirar en su integridad fundamental, sino también una serie
de dependencias complementarias como la zona de conversos, estancias
agrícolas, antiguo palacio del abad, etc. Estos espacios se
desarrollarán en el marco del entorno de la cilla y en el de la
plaza de San Pedro, donde durante los siglos XVI y XVII se irán
sustituyendo hasta configurar la actual plaza de proporciones
monumentales, destacando por su calidad la galería herreriana que
une al nuevo Palacio Abacial con el conjunto medieval. Varias décadas
más tarde, detrás del claustro se construirán la gran nave de los
nuevos dormitorios y el noviciado, hoy en estado semirruinoso.
Desde
los primeros momentos de la construcción del monasterio, también se
inician las obras de infraestructura hidráulica, consistentes en el
azud y la noria o rueda que elevaba el agua del río para, a través
de un acueducto de factura gótica,
en parte visible y en parte subterráneo, repartir el agua por el
conjunto monástico, siguiendo las disposiciones propias de la Orden.
Con
la desamortización de Mendizábal, a resultas de los decretos de
1836 y 1837, los bienes del monasterio serán vendidos y el propio
monasterio será utilizado para labores agrícolas, el patrimonio
artístico se dispersará y buena parte del mismo resultará
destruido.
Fotografía de Ramón Herrando: La noria símbolo emblemático del Monasterio. |
Ya
recientemente, las edificaciones postmedievales y la huerta son
cedidas por su último propietario a la Diputación General de
Aragón, en el año 1990. La titularidad de la zona medieval del
monasterio, que desde la desamortización había pertenecido al
Estado, en 1998 fue traspasada a la Diputación General de Aragón,
con el compromiso de impulsar su restauración.
La
Visita: recorrido interior.
La
Puerta Real, a la que conduce el camino de llegada, ha sido el acceso
más monumental del monastero desde que se construyera a principios
del s. XVII, decorada en el XVIII con una serie de esculturas de
temas bernardos; una vez atravesado el amplio zaguán, se puede
apreciar la totalidad del conjunto de la plaza de San Pedro, cerrado
al oeste por el barroco Palacio Abacial, que se une al núcleo
medieval a través de una magnífica galería de estilo herreriano,
de proporciones únicas en Aragón.
En
el lado N. está la antigua Hospedería y otras edificaciones de
menor importancia. El frente de la plaza lo ocupan los pies de la
iglesia con una sencilla portada gótica, y el cierre de la galería
occidental del claustro, al que también puede accederse a través de
una bella portada situada bajo la galería.
La
iglesis responde a uno de los modelos más sencillos entre las
tipologías del Cister: tres naves con triple cabecera plana, sin
crucero y cubierta con bóvedas de crucería simple. A pesar de su
temprana fecha de consagración en 1238, el edificio no debió de ser
terminado hasta el período bajomedieval, constatándose incluso un
cambio de obra, pasando del sillar al ladrillo y de los ventanales
góticos a los de tracerías mudéjares. En el lado del evangelio se
abren capillas de diversa cronología, cnservándose las de Santa
Bárbara y la de San Bernardo, de decoración barroca, a ambos lados
de la primitiva capilla del Santo Cristo. Junto a la cabecera y en el
lado opuesto se encuentra la sacristia medieval, muy reformada, y un
oratorio barroco decorado con esgrafiados.
Una vista interior de la iglesia. Fotografía de Ramón Herrando. |
Desde
la iglesis se accede al claustro, en torno al que se distribuyen las
dependencias y se articula la vida monástica. El claustro también
sufrió un lento proceso constructivo, siendo más antigua la
galería E., donde se ordenan el armarium. la sala accede a la
cárcel, y a continuación el paso a la huerta y la sala de los
monjes en el ángulo SE. En la galería meridional se encuentra en
primer lugar el calefactorio, el refectorio con el pabellón de la
fuente o lavatorio enfrentado, y la cocina. El dormitorio ocupa todo
el ala capitular en su planta superior, con una pequeña estancia
independiente para el abad, y con un calefactorio nuevo añadido al
medieval en el ángulo opuesto.
También existió un sobreclaustro añadido, hoy desaparecido, del que se conserva una galería de arquillos recayente a la plaza de San Pedro. De este conjunto medieval destaca la integridad de conservación de las dependencias básicas de la traza ideal de los monasterios cistercienses, destacando por su calidad excepcional la sala capitular y el refectorio con su púlpito para el lector. A través de la decoración de las galerías del claustro se puede seguir la evolución cronológica y formal del proceso constructivo y cómo desde la primera decoración de motivos estrictamente vegetales o geométricos (s.XIII), se pasa a los modelos figurados (s.XIV).
También existió un sobreclaustro añadido, hoy desaparecido, del que se conserva una galería de arquillos recayente a la plaza de San Pedro. De este conjunto medieval destaca la integridad de conservación de las dependencias básicas de la traza ideal de los monasterios cistercienses, destacando por su calidad excepcional la sala capitular y el refectorio con su púlpito para el lector. A través de la decoración de las galerías del claustro se puede seguir la evolución cronológica y formal del proceso constructivo y cómo desde la primera decoración de motivos estrictamente vegetales o geométricos (s.XIII), se pasa a los modelos figurados (s.XIV).
Visita
al exterior: ribera del Ebro.
Imprescindibles
resulta acercarse hasta el Ebro por el camino exterior, para observar
a distancia las estructuras de la noria y el acueducto, que derivaban
el agua al monasterio a través de conducciones que pueden observarse
en algunas dependencias, y los restos del molino harinero anexo,
junto al paisaje de ribera de las islas conformadas en el río por el
azud.
Aquí
el Ebro abandona su valle en artesa y se encajona en la plataforma de
calizas terciarias, en las que ha inscrito sus meandros, aprisionados
por los elevados escarpes calcáreos apretados lazos; el inferior se
proyecta hacia el sur … Justamente se manifiesta todo ello en la
fertilidad de sus huertas, sotos y mejanas, constituyendo parajes de
gran belleza paisajística y esplendor colorista y desde siempre bien
aprovechados por sus moradores desde los primeros tiempos la Sedeis o
Sedeiscen de los sedetanos, con una posible ceca en la que se acuñaba
moneda, la setisacun romana… Aquí por estos parajes las muestras
más visibles corresponden a la época árabe en las que pueden verse
testimonios en las ruinosas fortalezas, horno de vidrio, noriales
azudes y sistemas de riego, sistemas que con las consabidas mejoras
se aprovechan en este siglo para importantes emplazamientos
hidroeléctricos y de otra índole. Allí donde la zigzagueante
marcha del agua entra de nuevo en artesa, se asienta el incomparable
Monasterio De Rueda.
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